jueves, 15 de septiembre de 2016

Enterradores

Bajamos el cierre del verano. Y contemplamos aburridos, sin esperanza y sin sobresalto un país que no funciona. El gobierno del desgobierno de los corruptos, presuntos por aquello de no vernos nosotros ante el juez. Un país en funciones y un gobierno en funciones con el cartel de cerrado por vacaciones. 
Jaén también estaba cerrada por vacaciones. Aunque aquí el desgobierno es producto de la disfunción. Están tan ocupados en señalar al de enfrente que se olvidan de a quién corresponde gobernar. De modo que en vez de gobernantes parecen enterradores. 
Y así vamos, de mal en peor. Al regreso de las vacaciones nos encontramos con la muerte del ciempiés. Y eso le viene bien a los enterradores. La cultura y la educación siguen siendo las asignaturas pendientes. Y es obvio que no habrá aprobado en septiembre. 
Jaén pierde pie con el cierre de la sala Señora Ciempiés. Siempre ha cojeado, pero con cien pies se notaba un poco menos. De ahí que ahora se produzca cierto estrépito en el mundo cultural y la pata de palo sea más visible y sonora. 
La sala se ubicó en el local de tejidos Los Andaluces, en la calle Cerón, en plena crisis. Una estética diferente y una apuesta clara por la cultura: teatro, cine, música, libros… pero las cuentas no han salido.
Claro que era un negocio privado. Claro que cierra por falta de rentabilidad. Y ahí los culpables somos todos. Quizás deberíamos haber ido más, quizás deberíamos haber consumido más, quizás, quizás, quizás… pero también es cierto que esa apuesta por la cultura no se ha visto respaldada desde la administración. 
No es nuevo. Pasó con la sala de teatro Xtremo y me consta que hay otros locales que no obtienen premio por su apuesta por una programación variada que impida que Jaén sea un erial en lo cultural. 
El cierre de la Señora Ciempiés debería hacernos reflexionar, a los ciudadanos y a la administración. Y aceptar que debe haber incentivos para aquellos que van más allá de la propuesta del jamón y el langostino. Y por eso otro, de que es necesario alimentar el cuerpo, pero también el espíritu. 
Si no se nos morirán las salas culturales, se nos morirán los promotores y se nos morirán los artistas y creadores, obligados a marcharse fuera de esta tierra, que es otra forma de morir. 
Los enterradores estarán encantados cavando tantas sepulturas. Pero me temo que no seamos conscientes de que una de ellas es para Jaén y otra es la nuestra.

 Artículo emitido en SER Jaén, "La Colmena", el 15 de septiembre de 2016.


2 comentarios:

  1. Que pena que esa muerte no tenga aunque sea un atisbo de vida. Un abrazo

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  2. Así es, Mamen. Es una pena que haya tanto enterrador de la cultura en los círculos de la toma de decisiones. Un abrazo.

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