No
me gusta la Europa que se dibuja tras las Elecciones Europeas de 2014. La
desesperación con su dosis de ignorancia hace resurgir a los monstruos dormidos
y nos demuestra que no hemos sido capaces de aprender de nuestra propia
historia.
Es
la paradoja de la democracia, los ciudadanos con sus votos permiten el acceso
al poder o a una parte de él a formaciones políticas que no son democráticas, pero
que saben sacar partido a las reglas del juego de los actuales sistemas
democráticos europeos.
Es
indiscutible que el auge de los partidos neonazis, xenófobos y fascistas y sus
resultados electorales hacen que ese dibujo de Europa sea representativo de la sociedad.
Pero no me gusta. Saca a la luz a la serpiente, y eso debería servir para
aplastarla, no para sentarla en los escaños que representan el triunfo de la
libertad sobre la opresión.
Y
no es un hecho aislado. La bestia regresa en media Europa: Francia, Frente
Nacional (25,40 por ciento de los votos); Dinamarca, Partido Popular (26,60);
Austria, Partido de la Libertad (19,50); Reino Unido, UKIP (27,5); Hungría, JOBBIK
(14,68); Croacia, HSP (41,39), Grecia, Amanecer Dorado (9,34)… y hasta
Alemania, que representa como nadie el horror del fascismo en la reciente
historia europea, otorga al Partido Nacional Democrático de Alemania el 1 por
ciento de los votos*.
La
respuesta debería ser más Europa, más participación de los ciudadanos, más
democracia. En lugar de eso, asistiremos a un giro de algunos partidos
mayoritarios en los principales países europeos hacia los postulados de
intolerancia defendido por estos partidos que beben en las fuentes del fascismo. Es decir, la renuncia a mirar a
Europa para centrarse en la contemplación del ombligo propio.
Probablemente
esto era lo planeado. Ante el declive USA y la hegemonía de China no hay sitio
en ese futuro nuevo orden mundial para Europa. La crisis se desvela como una
enorme arma de poder y su gestión austericida como el instrumento preciso para
derribar gobiernos y emputecer la democracia, hasta en su cuna, Grecia.
Europa
se vislumbra de nuevo como el bosque de Bolonia donde los otros dirimirán
cuitas y negocios y nosotros pagaremos con sangre.
Han
despertado a la bestia para ofertarnos la fórmula de nosotros
(conservadores+socialdemócratas) o el caos. Pero quién y cómo llevará de nuevo
a la bestia al letargo.
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