lunes, 18 de enero de 2010

El apóstol de los desheredados


Hoy he reingresado oficialmente en la fila de los desheredados. Había retomado esta condición desde el pasado 31 de diciembre, pero por diversas causas no había formalizado mi adscripción de manera oficial hasta hoy.
Cuando he llegado no me ha sorprendido la cantidad de gente que había tanto en el interior como en el exterior de la oficina. He mirado con insistencia a ambos lados de la calle, dentro y fuera, pero no he visto más que a personas como yo. No he visto a Rajoy por parte alguna (se ve que hoy no había cámaras de televisión y fotógrafos, tras la correspondiente convocatoria ‘popular’). Tampoco he visto a representante alguno de su partido.
No lo entiendo. Esperaba un punto de información permanente en estas oficinas en los pueblos y ciudades de España. Esperaba a Rajoy o a sus seguidores predicando la llegada de un nuevo Mesías, el empleo. Esperaba a los ‘populares’ ilustrándonos y convenciéndonos de la bondad y eficacia de sus propuestas económicas y de lo bueno que iba a ser para los desheredados el despido libre porque así se genera empleo. Esperaba también que me explicaran cómo con sus propuestas variaría la condición de los asalariados a la de esclavos y propagarían la desesperanza entre los desheredados. Me he quedado con las ganas.
4 millones de desempleados es una cifra muy alta, tanta que de ser real no habría país occidental desarrollado que pudiera funcionar y se iría al “garete”; así que debe de haber algo de verdad en la “indiscreción” del ministro Corbacho al señalar que la economía sumergida ocupa a alrededor de un 20 por ciento de la población; tanto de verdad como para que la ministra Salgado aparezca en escena con el ceño fruncido y desmintiendo a su compañero de gobierno.
La cuestión es que de esos 4 millones de desempleados sólo 2’9 millones cobran un subsidio, es decir, que perciben un ingreso por el concepto que sea. De modo que imagino que ese 1’1 millón de desempleados restantes es el principal objetivo de Rajoy para la obtención de votos; eso sí, sin desdeñar el descontento de los otros 2’9 millones de desempleados y de aquellos en puertas de ingresar en este selecto club o con petición de socio a medio plazo (antes de las elecciones Generales).
Se me antoja tarea ardua. No por la falta de incautos dispuestos a creer cualquier cosa, por ignorancia o por desesperación; sino porque pienso que la mayoría de los desheredados pondría una vela al diablo por un empleo. Y Rajoy más que de Lucifer va de apóstol Mariano.
Foto: Rajoy ante una oficina del INEM, del fotógrafo Alberto Cuéllar, publicada en El Mundo.

2 comentarios:

  1. Dentro de poco entraré en un ERE y lo cierto es que las perpectivas de encontrar trabajo en la construcción no tiene miras de arreglarse. Creo que la lista de los desheredados aún aumentará bastante y superaremos con creces ese 20 %, que eso, aquí en España, no lo arregla ni dios. Pasarna años antes de que este país comience a levantar cabeza.
    La verdad es que ando poco o nada optimista últimamente, quizá también, porque parece que ando gafada ya que últimamente todo se rompe en casa y lo curioso es que a la hora de pedir presupuestos me ofrecen un disparidad entre ellos que no se que pensar, si me he vuelto yo loca o lo están todos los demás (y todos te lo ofrecen sin IVA, que pa una chapucilla no van gastar papel).
    Desde luego que el mundo está al revé. Creo que pa las próximas Generales votaré al PP, a ver si revienta todo de una santa vez.
    Eso, o me alisto a parados sin fronteras.

    Bicos.

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  2. Eauphelia, creo que ese optimismo o la falta de él es contagioso y somos varios los que hemos empezado el año con mal pie o con el pie cambiado. Aquí hemos pasado de preguntar por la familia a preguntar por el laboro, y eso que parecía una pregunta inocente se está convirtiendo en una pregunta delicada. Espero que salgas indemne de tu ERE que ERE. Un beso.

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