miércoles, 5 de agosto de 2015

Los jardineros crueles

Cada 5 de agosto desempolvamos el recuerdo de aquellos 13 asesinatos que se han convertido en un símbolo. Las 13 rosas tricolores, que pudieron ser 14 aquel día de hace más de 7 décadas, pero que en realidad fueron muchas más. Y además de rosas, claveles, tulipanes, lirios..., cualquier flor del jardín fue podada para dejar su lugar a plantas venenosas; plantas y arbustos caducos que parecían perennes.
Esas 13 rosas ya no caerán en el olvido. Pero también deben permanecer en el territorio de la memoria los jardineros, aquellos jardineros crueles que en lugar de contribuir al cultivo de aquellas flores prefirieron arrancarlas de cuajo, colocarlas en el muro y marcar el fin de su existencia con plomo.
La memoria ha de consistir en eso, en no condenar a las víctimas al olvido, pero también en recordar a los verdugos. En plantar y cultivar nuevas flores y en arrancar las malas hierbas y las semillas del odio.
En esas más de 7 décadas algunos no han aprendido nada. Se niegan a aprender. Prefieren seguir incubando el huevo de la serpiente, podar flores y cultivar plantas venenosas. Cegados por las espinas son incapaces de apreciar las rosas.
7 décadas es un largo tiempo de poda. Demasiado para alimentar el rencor y negarse a abrir los ojos, aunque solo sea para mirar. Aunque solo sea para intentar comprender.
Siempre habrá jardineros crueles, pero ni ellos pueden evitar que prendan las rosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario