Entre
el fútbol y el cambio del Borbón nos tienen idiotizados. Al menos un poco más
de lo habitual. Tampoco ayuda la irrupción del verano, aunque aporte el anuncio
de unas merecidas y necesarias vacaciones, que no evitan el aborregamiento
colectivo pero mitigan en algunos aspectos la tontuna propia.
Anhelo
deambular sin rumbo por calles y plazas de otras ciudades, liberado de la
esclavitud del reloj y dándome la pausa que me pide la cabeza y que sin agobios
reclama el cuerpo en el estío.
Sueño
con las páginas de un libro, con rubias con espuma, con las conversaciones al
atardecer, con la pérdida de la mirada en el horizonte, con los pasos cortos de
la sala de exposiciones, con un poco o un mucho de rock&roll, con un habano
a cielo abierto, con el olor de la tierra mojada y del mar, con piedras que me
ofrezcan nuevos susurros… sueño con no dejar de soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario