lunes, 24 de mayo de 2010

La cuota femenina del terror

En cualquier otro ámbito sería una buena noticia, un ejemplo de avance en términos de igualdad. Pero en este caso, el hecho de que los asesinos del hacha y la serpiente hayan decidido, ignoro si por propia decisión o por imperativo policial, elevar a la “dirección” de la banda a dos mujeres es sólo anecdótico.
Mal deben de estar las cosas tras las reiteradas detenciones policiales para que un grupo de asesinos cuyas señas de identidad han sido siempre mirar hacia el pasado en lugar de hacia el futuro apueste ahora por su particular cuota femenina del terror.
Me gustaría pensar que con esta decisión los del hacha y la serpiente proponen un cambio de rumbo y existe una opción de que se impongan la sensibilidad y el sentido común femeninos. Pero imagino que, como en otras esferas públicas o privadas, estas mujeres que acceden al puesto de mando lo hacen por asumir e imitar roles masculinos, en este caso concreto los de la barbarie, y no por la capacidad y visión femeninas.
Esta sociedad sigue retrasando el acceso de la mujer a los órganos de decisión [Baste un ejemplo, en España existen solamente 30 mujeres directoras de periódicos (18 según otros estudios) frente a los 210 diarios registrados, mientras que las facultades de Periodismo registraban en 2005 un 65 por ciento de licenciadas en Periodismo frente a un 35 por ciento de licenciados (Asociación de la Prensa de Madrid. “Las mujeres en el seno de la profesión periodística: de la discriminación a la inserción”, Mª José Ufarte Ruiz. Revista “Ámbitos” nº 016, Universidad de Sevilla)]; por ello parece una broma macabra que la banda terrorista nombre a dos mujeres para dirigirla.
En mis tiempos de estudiante, un profesor de Historia de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, Francisco Fuentes, sostenía que ETA era la última expresión del carlismo. El último eslabón. Visto así, estas dos nuevas dirigentes deben de ser la cabeza de la serpiente y la serpiente, el mango del hacha.
Y aunque algunos pudieran atisbar en este cambio un aire de modernidad o de estética, esta cuota femenina del terror seguirá alimentando la barbarie, porque renunciar a las armas y a la violencia no es asunto de género o estética sino de convicción.

2 comentarios:

  1. Mal vamos si tenemos que poner a éstas "piltrafillas" como ejemplo de avance de la mujer en la sociedad y en los puestos directivos en particular.
    Siento decirlo de ésta manera tan radical Carlos, pero por mí, como si se inmolan...
    Traducción: que no importa nada lo que haga esa gente, puesto que ellos y sus reivindicaciones no me gustan nada de nada.
    Besos Carlos.

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  2. Mónica, hay algo que si importa, que lo dejen de una vez.
    Un beso.

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