Me gustan las películas de Berlanga. Él y Rafael Azcona me parecen, siempre me han parecido, dos tipos geniales. Dos tipos que habitan con naturalidad en un territorio creativo, donde conviven la ironía y una aguda visión de lo que somos y hemos sido como sociedad y como país. Un lugar en el que la mayoría estamos incapacitados para habitar, básicamente por ausencia de talento.
No voy a enumerar aquí las magníficas películas dirigidas y en ocasiones escritas por Luís García Berlanga y tampoco aquellas construidas con sólidos guiones firmados por Azcona, entre ellas algunas de las dirigidas por Berlanga. De hecho sólo voy a mencionar una, “Los jueves, milagro”.
Una película que me ha venido a la cabeza por la tragedia de Haití (me refiero a la actual, a la producida por el terremoto, no a la cotidiana). Porque esa tragedia nos está proporcionando, para alegría de medios de comunicación y de algunos periodistas, un milagro diario.
Parece innecesario manifestar la satisfacción y alegría que supone para mí y para cualquier bien nacido el descubrimiento y rescate de muchos haitianos con vida bajos los escombros, pero en los tiempos que vivimos no está de más. Sin embargo, la reiterada calificación de milagro a estos hallazgos me parece un desatino, más propio de periodismo sensacionalista, lo que se denomina “amarillismo”, que de un ejercicio profesional de periodismo veraz y riguroso.
El otro día veía y escuchaba a una periodista de un informativo de La Sexta, desplazada a Haití para cubrir la noticia del terremoto y sus consecuencias, informar “en exclusiva” del descubrimiento de un anciano haitiano con vida tras permanecer varios días bajo los escombros. Una “exclusiva” que a juzgar por las imágenes compartía con algún otro medio de comunicación, ya que se podía apreciar en las mismas la presencia de micrófonos de medios de comunicación extranjeros. Una crónica lamentable, desde mi punto de vista, de un hecho sin duda noticioso y que merecía un tratamiento informativo adecuado a su condición de noticia positiva entre tanta mala noticia y acorde con la dimensión de una tragedia que supera los 100.000 muertos.
La posterior constatación y difusión de nuevos milagros me ha llevado a preguntarme cuándo nos informarán también “en exclusiva” sobre algún muerto de esos miles causados por el terremoto. Más que nada porque semejante “primicia” sería digna de una película de Berlanga, con guión de Azcona.
No voy a enumerar aquí las magníficas películas dirigidas y en ocasiones escritas por Luís García Berlanga y tampoco aquellas construidas con sólidos guiones firmados por Azcona, entre ellas algunas de las dirigidas por Berlanga. De hecho sólo voy a mencionar una, “Los jueves, milagro”.
Una película que me ha venido a la cabeza por la tragedia de Haití (me refiero a la actual, a la producida por el terremoto, no a la cotidiana). Porque esa tragedia nos está proporcionando, para alegría de medios de comunicación y de algunos periodistas, un milagro diario.
Parece innecesario manifestar la satisfacción y alegría que supone para mí y para cualquier bien nacido el descubrimiento y rescate de muchos haitianos con vida bajos los escombros, pero en los tiempos que vivimos no está de más. Sin embargo, la reiterada calificación de milagro a estos hallazgos me parece un desatino, más propio de periodismo sensacionalista, lo que se denomina “amarillismo”, que de un ejercicio profesional de periodismo veraz y riguroso.
El otro día veía y escuchaba a una periodista de un informativo de La Sexta, desplazada a Haití para cubrir la noticia del terremoto y sus consecuencias, informar “en exclusiva” del descubrimiento de un anciano haitiano con vida tras permanecer varios días bajo los escombros. Una “exclusiva” que a juzgar por las imágenes compartía con algún otro medio de comunicación, ya que se podía apreciar en las mismas la presencia de micrófonos de medios de comunicación extranjeros. Una crónica lamentable, desde mi punto de vista, de un hecho sin duda noticioso y que merecía un tratamiento informativo adecuado a su condición de noticia positiva entre tanta mala noticia y acorde con la dimensión de una tragedia que supera los 100.000 muertos.
La posterior constatación y difusión de nuevos milagros me ha llevado a preguntarme cuándo nos informarán también “en exclusiva” sobre algún muerto de esos miles causados por el terremoto. Más que nada porque semejante “primicia” sería digna de una película de Berlanga, con guión de Azcona.
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