En Andalucía anda el patio revuelto por una encuesta publicada por el Instituto Andaluz de Estudios Avanzados (IESA) cuyos resultados concluyen que de producirse en la actualidad unas elecciones Autonómicas el vencedor sería el PP.
Al ser la primera vez en 15 años que algo refleja el triunfo del PP en Andalucía y del perdedor habitual Javier Arenas frente al poder hegemónico de los socialistas el revuelo y los consiguientes nervios y convulsiones en los gallineros han sido notables.
La encuesta lo único que hace es adelantar algo que tarde o temprano se producirá que es el triunfo del PP en este territorio, aunque no ahora porque con esos resultados: PP, 43’2 por ciento de los votos; PSOE, 41’6; IU, 7’1; Partido Andalucista, 2’4, y UPyD, 1’8, el PP no lograría gobernar la Junta de Andalucía. Arenas perdería el que probablemente es su último tren y el gobierno andaluz sería cosa del PSOE e IU.
Yo de encuestas no me creo mucho, aunque hay tantas que alguna ha de acertar o acercarse al resultado definitivo, desde el yerro de los sondeos británicos en 1995 con el primer ministro John Major, que contra las encuestas ganó las elecciones y volvió al 10 de Downing Street. Y mucho menos, cuando éstas se realizan a años vista de una consulta electoral.
Con ésta de Andalucía también soy escéptico, por la coyuntura en que se realiza de crisis económica y cambio Chaves-Griñán en la presidencia de la Junta. No digo que el cambio no sea deseable tras 28 años de gobierno socialista en esta comunidad por una mera cuestión de higiene política; tal y como ha sucedido en otros territorios como Euskadi y Cataluña, tras décadas de gobiernos de un mismo partido, con mayoría absoluta o en coalición. Aunque en el caso andaluz hay un elemento diferenciador con estos otros territorios, la inexistencia de una alternativa, porque el PP carece de proyecto para Andalucía, como ya demostró desde el gobierno de España al optar por la política del palo frente a la zanahoria para este territorio; desaprovechando una oportunidad histórica para convencer a los andaluces de su compromiso con esta tierra.
Yo esta encuesta la leo más en clave interna del PSOE. Tengo la sensación, por supuesto carente de validez científica, de que este “guiso” va destinado más a los militantes y a los votantes socialistas que al común de los andaluces. El hipotético triunfo del PP me parece más un ¡que viene el lobo! para cerrar filas, que una amenaza real al gobierno socialista de la Junta, porque el PP continúa sin ser un adversario real a esa hegemonía del PSOE y porque el enemigo está en casa, como históricamente ha ocurrido en el socialismo andaluz con Escuredo, Rodríguez de la Borbolla, Chaves y ahora Griñán.
La salida forzada de Chaves a Madrid impulsada por Zapatero supuso una derrota de ambos, escenificada en partido y gobierno de la Junta. Zapatero vetó al candidato de Chaves a sustituirle en la secretaría general del PSOE-A, Luis Pizarro, y Chaves se opuso a que su sustituta al frente de la Junta de Andalucía fuese la candidata de Zapatero, María del Mar Moreno. Un enfrentamiento que ha supuesto la llegada de José Antonio Griñán a la presidencia de la Junta, si le dejan probablemente el mejor presidente desde la salida de Rafael Escuredo, y la demora en el nombramiento del nuevo secretario general del PSOE-A, cargo que debía ocupar el propio Griñán.
Las reticencias de Chaves a que sea Griñán quien ocupe esa secretaría general y no Pizarro, que sigue maniobrando debajo de la mesa y desestabilizando al gobierno de la Junta y al PSOE, como consejero de Gobernación y desde la vicesecretaría general del partido, ha creado una situación de luchas soterradas, a la que tampoco es ajena la candidata de Zapatero, Mar Moreno, actual consejera de Educación de la Junta de Andalucía y Secretaria Federal de Política Municipal del PSOE; a juicio de muchos un cadáver político, que no obstante maniobra también debajo de la mesa, exhibiendo el apoyo de Zapatero, su condición femenina y el respaldo de la alcaldesa de Jaén, junto a Sevilla las únicas capitales cuyos ayuntamientos gobierna el PSOE, para moverle la silla al secretario general de los socialistas jiennenses, Gaspar Zarrías, actual Secretario de Estado de Política Territorial y otrora poderoso consejero de Presidencia de la Junta andaluza, y desde ahí impulsar su candidatura al gobierno andaluz para 2012.
La negativa de Chaves a la petición de Griñán de la celebración de un congreso extraordinario para la elección del nuevo secretario general de los socialistas andaluces, ha provocado que ahora sea al propio Griñán al que le interese que este congreso se demore hasta después de las elecciones Municipales, ya que no está dispuesto ante unos previsibles discretos o malos resultados a que le pase como a Rajoy, que en sus primeras elecciones Generales como candidato a la presidencia de España recibió en su culo la patada destinada a Aznar.
Griñán prefiere que sea Chaves quien asuma el resultado de las Municipales y él preparar su candidatura a la Junta de Andalucía para 2012 desde la presidencia del gobierno andaluz y desde la secretaría general del PSOE-A. No vaya a ser que le pase como a Borrell y al no controlar el partido se vea apeado de esa candidatura.
Entonces, salvo improbable adelanto electoral, en 2012, superados la crisis económica y el cambio Chaves-Griñán sabremos si la encuesta de IESA está “maquillada” y asistiremos al adiós definitivo de Arenas. Una irreparable pérdida para el PSOE, porque mientras no se demuestre lo contrario el candidato del PP es a Andalucía lo que Rajoy a España, un valor seguro para la victoria electoral de los socialistas.
Al ser la primera vez en 15 años que algo refleja el triunfo del PP en Andalucía y del perdedor habitual Javier Arenas frente al poder hegemónico de los socialistas el revuelo y los consiguientes nervios y convulsiones en los gallineros han sido notables.
La encuesta lo único que hace es adelantar algo que tarde o temprano se producirá que es el triunfo del PP en este territorio, aunque no ahora porque con esos resultados: PP, 43’2 por ciento de los votos; PSOE, 41’6; IU, 7’1; Partido Andalucista, 2’4, y UPyD, 1’8, el PP no lograría gobernar la Junta de Andalucía. Arenas perdería el que probablemente es su último tren y el gobierno andaluz sería cosa del PSOE e IU.
Yo de encuestas no me creo mucho, aunque hay tantas que alguna ha de acertar o acercarse al resultado definitivo, desde el yerro de los sondeos británicos en 1995 con el primer ministro John Major, que contra las encuestas ganó las elecciones y volvió al 10 de Downing Street. Y mucho menos, cuando éstas se realizan a años vista de una consulta electoral.
Con ésta de Andalucía también soy escéptico, por la coyuntura en que se realiza de crisis económica y cambio Chaves-Griñán en la presidencia de la Junta. No digo que el cambio no sea deseable tras 28 años de gobierno socialista en esta comunidad por una mera cuestión de higiene política; tal y como ha sucedido en otros territorios como Euskadi y Cataluña, tras décadas de gobiernos de un mismo partido, con mayoría absoluta o en coalición. Aunque en el caso andaluz hay un elemento diferenciador con estos otros territorios, la inexistencia de una alternativa, porque el PP carece de proyecto para Andalucía, como ya demostró desde el gobierno de España al optar por la política del palo frente a la zanahoria para este territorio; desaprovechando una oportunidad histórica para convencer a los andaluces de su compromiso con esta tierra.
Yo esta encuesta la leo más en clave interna del PSOE. Tengo la sensación, por supuesto carente de validez científica, de que este “guiso” va destinado más a los militantes y a los votantes socialistas que al común de los andaluces. El hipotético triunfo del PP me parece más un ¡que viene el lobo! para cerrar filas, que una amenaza real al gobierno socialista de la Junta, porque el PP continúa sin ser un adversario real a esa hegemonía del PSOE y porque el enemigo está en casa, como históricamente ha ocurrido en el socialismo andaluz con Escuredo, Rodríguez de la Borbolla, Chaves y ahora Griñán.
La salida forzada de Chaves a Madrid impulsada por Zapatero supuso una derrota de ambos, escenificada en partido y gobierno de la Junta. Zapatero vetó al candidato de Chaves a sustituirle en la secretaría general del PSOE-A, Luis Pizarro, y Chaves se opuso a que su sustituta al frente de la Junta de Andalucía fuese la candidata de Zapatero, María del Mar Moreno. Un enfrentamiento que ha supuesto la llegada de José Antonio Griñán a la presidencia de la Junta, si le dejan probablemente el mejor presidente desde la salida de Rafael Escuredo, y la demora en el nombramiento del nuevo secretario general del PSOE-A, cargo que debía ocupar el propio Griñán.
Las reticencias de Chaves a que sea Griñán quien ocupe esa secretaría general y no Pizarro, que sigue maniobrando debajo de la mesa y desestabilizando al gobierno de la Junta y al PSOE, como consejero de Gobernación y desde la vicesecretaría general del partido, ha creado una situación de luchas soterradas, a la que tampoco es ajena la candidata de Zapatero, Mar Moreno, actual consejera de Educación de la Junta de Andalucía y Secretaria Federal de Política Municipal del PSOE; a juicio de muchos un cadáver político, que no obstante maniobra también debajo de la mesa, exhibiendo el apoyo de Zapatero, su condición femenina y el respaldo de la alcaldesa de Jaén, junto a Sevilla las únicas capitales cuyos ayuntamientos gobierna el PSOE, para moverle la silla al secretario general de los socialistas jiennenses, Gaspar Zarrías, actual Secretario de Estado de Política Territorial y otrora poderoso consejero de Presidencia de la Junta andaluza, y desde ahí impulsar su candidatura al gobierno andaluz para 2012.
La negativa de Chaves a la petición de Griñán de la celebración de un congreso extraordinario para la elección del nuevo secretario general de los socialistas andaluces, ha provocado que ahora sea al propio Griñán al que le interese que este congreso se demore hasta después de las elecciones Municipales, ya que no está dispuesto ante unos previsibles discretos o malos resultados a que le pase como a Rajoy, que en sus primeras elecciones Generales como candidato a la presidencia de España recibió en su culo la patada destinada a Aznar.
Griñán prefiere que sea Chaves quien asuma el resultado de las Municipales y él preparar su candidatura a la Junta de Andalucía para 2012 desde la presidencia del gobierno andaluz y desde la secretaría general del PSOE-A. No vaya a ser que le pase como a Borrell y al no controlar el partido se vea apeado de esa candidatura.
Entonces, salvo improbable adelanto electoral, en 2012, superados la crisis económica y el cambio Chaves-Griñán sabremos si la encuesta de IESA está “maquillada” y asistiremos al adiós definitivo de Arenas. Una irreparable pérdida para el PSOE, porque mientras no se demuestre lo contrario el candidato del PP es a Andalucía lo que Rajoy a España, un valor seguro para la victoria electoral de los socialistas.
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