sábado, 23 de enero de 2010

Aniversarios

Uno suele asociar lo del aniversario con un cumpleaños o con un hecho a festejar. Sin embargo todos los años de manera irremediable recordamos que se ha cumplido uno nuevo de los distintos horrores y hechos trágicos que queramos o no forman parte también de nuestras vidas y en buena parte de nuestro propio bagaje existencial.
Aunque nuestra memoria no alcance a recodar todos esos aniversarios, al ser éstos una temática recurrente para los medios de comunicación y los periodistas, además de para algún avispado político, no hay peligro de que podamos olvidarnos de ella, incluso aunque fuera no hacerlo el deseo de algunos.
Mañana se cumplen 33 años de los asesinatos de los abogados laboralistas de la calle de Atocha en Madrid. Como se recordará cinco personas vinculadas a Comisiones Obreras (CCOO) y al Partido Comunista de España (PCE) fueron asesinadas por pistoleros de la extrema derecha en su despacho del número 55 de la citada calle y otras cuatro resultaron heridas.
Era el año 1977. Yo tenía 12 años y quiso la vida que mi colegio estuviera en el número 45 de aquella misma calle. De modo que todos los días pasaba cuatro veces por la puerta del edificio donde estaba el despacho de los abogados, sin saber que estaban allí y por supuesto, sin esperar lo que allí sucedería aquel 24 de enero. Quizás esa cercanía ha hecho que nunca haya olvidado esos asesinatos y que recuerde el día siguiente de los mismos, cuando pasé por aquella misma puerta, abierta y con dos policías a ambos lados de la misma y con ramos de flores en el suelo, en la misma acera. Años más tarde pasé y contemplé la placa en homenaje de los asesinados colocada en la fachada del edificio.
Hay muchas personas que desconocen aquella matanza y otros asesinatos, intentos de asesinatos y agresiones que eran habituales en aquella época, en ocasiones con cierta permisividad policial hacia los “cachorros” de la extrema derecha, agrupados en 1ª línea de la Falange, Fuerza Nueva u otros grupúsculos similares, y en otras, protagonizados por la propia Policía.
Y lo que es peor desconocen su significado. Lo que representaba en aquellos momentos el trabajo de esos abogados, su compromiso con los ideales en los que creían y su valor.
Los asesinados y sus asesinos representan aún hoy el mito de las dos Españas, que por desgracia pervive en nuestros días. Por un lado, la de los herederos de los que perdieron su vida en Atocha, 55 y por otro, la de los herederos de aquellos pistoleros que metralleta en mano creían que podían asesinar las ideas por quitarle la vida a quienes las profesaban.
Ayer por la mañana, al oír a un ex presidente del Gobierno en “Los desayunos de TVE” no pude evitar pensar en esto y en la generosidad los asesinados en 1977 y en la falta de ella de la que él y otros como él hacen gala.

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