miércoles, 17 de octubre de 2018

Será por talento

Jaén está falta de muchas cosas, fundamentalmente de buenos gestores, pero le sobran sabor y talento. 
Abunda la cultura de la ingesta pantagruélica, pero eso no impide que entre los olivos florezca esa otra cultura tan denostada y devaluada hoy en día desde diversas esferas y que surjan creadores en distintas disciplinas. Muchos tienen que abandonar esta tierra por la falta de reconocimiento, por la ausencia de oportunidades o simplemente por hastío. Y otros, aunque permanezcan aquí, no obtienen credenciales hasta que su obra no es alabada fuera. Me vienen a la cabeza nombres de pintores como Santiago Ydáñez, Miguel Ángel Belinchón “Belin”, José Ríos o Ángeles Agrela e incluso el de un maestro consagrado como el navero Juan Martínez. Algunos de ellos ausentes de esta tierra pero sin perder el vínculo con ella. 
Con la música ocurre otro tanto. La sombra del rock granadino es alargada, pero la vecindad de ambas provincias y las históricas buenas relaciones entre bandas de allí y aquí han permitido que la llama de la música no solo no se extinga sino que proliferen buenos músicos y la supervivencia de algunas de esas bandas durante décadas. Otra cuestión es poder vivir en exclusiva de la música o que sea más fácil tocar en garitos de fuera de la provincia. Podemos presumir de festivales como los que se celebran en Alcalá la Real, Cazorla, Torres, Jaén, Úbeda, Baños de la Encina, Torreperogil, Martos o Escañuela o de iniciativas como las Noches de Palacio en Jaén, pero seguimos careciendo de una programación de conciertos en directo en locales. El cambio de la norma autonómica debería contribuir a ello, pero también es necesaria la implicación de la administración local y ayudas a los dueños de salas y locales y a las propias bandas para que se programen conciertos con una mínima garantía de rentabilidad. No hay que olvidar que hace algún tiempo colgamos en la capital el cartel de cerrado en las tiendas de discos y para adquirir música hay que acudir a la venta on line. Y eso tampoco suma. 
Las letras no son ajenas a este florecimiento, en particular la poesía. Si es difícil vivir de la pintura o de la música, hacerlo de la poesía resulta casi una quimera. Y aún así, Jaén siempre ha sido tierra de poetas. Quizás porque como sostiene Luis García Montero, “la poesía es una forma de resistencia”. Nuestros poetas no solo resisten, escriben y también publican. Lo acaba de hacer Juan Domingo Aguilar con su poemario “La chica de amarillo”, en Esdrújula Ediciones, y casi a la par hemos asistido al estreno poético del exitoso dramaturgo de Vilches, Alberto Conejero, que ha visto como La Bella Varsovia alumbraba su libro “Si descubres un incendio”. El poeta de Los Villares Juan Carlos Abril publicaba recientemente sus versos de “En busca de una pausa”, en Editorial Pre-Textos. De igual modo que el ruseño baezano o baezano ruseño Salvador García nos regalaba “ARCA DEL AGUA. Baeza: verso y piedra”, un regalo de edición de la Diputación provincial de Jaén ilustrada por el acuarelista Juan Antonio Lechuga Salazar. Unos meses antes lo hacía el alcalaíno Tomás Hernández Molina, con su “Hotel Comercio”, editado por El Ojo de Poe. 
A ellos se agregran otros como Joaquín Fabrellas, Ángel Rodríguez, Isabel Rezmo, Juan Cruz o Andrés Ortiz Tafur y los jienneses de adopción Isabel Tejada y Miguel Agudo, con publicaciones en editoriales como Siltolá o Piedra Papel Libros. Y veteranos como Manuel Ruiz Amezcua, Manuel Lombardo, Guillermo Fernández Rojano o Juan Manuel Molina Damiani. 
La buena salud literaria con sabor jiennense también se refleja en la narrativa. Por citar a dos autores, Emilio Lara, triunfando con “El relojero de la Puerta del Sol”, y Jesús Tíscar, abriéndose paso con “La japonesa calva” y la recién salida de imprenta “Yo, señor, no soy malo”. Hasta el amigo Paco Salas que nos ha hecho reír con sus “Panquilerías” se ha animado a escribir un segundo volumen. 
Hay mimbres en estas disciplinas y en otras como el cine y las artes escénicas. Si echamos la vista atrás nos sorprendería la lista que podríamos elaborar con autores y creadores de la provincia o relacionados con ella. La pregunta es evidente ¿Creemos como territorio y como sociedad en la cultura o vamos a seguir tratándola como algo residual?

Artículo publicado en el blog "En Jaén donde resisto", el 16 de octubre de 2018.

sábado, 13 de octubre de 2018

El vuelo de la vida

Podrás vivir muchas vidas, algo fácil si eres un gato, pero siempre tendrás que pagar un precio. No saldrás indemne de ellas. Jirones en la piel, cicatrices en el corazón, el fuego en el estómago y los recuerdos, algunos suavizados por el paso del tiempo pero todavía hoy imborrables. Y siempre al frente el abismo. 
Así que de alguna manera cabe pensar que todo se limita a una cuestión de supervivencia en ese espacio temporal que separa vida y muerte. Y en sobrevivir, como en todo o en casi todo, hay verdaderos expertos. Funámbulos capaces de fascinar a los que miran desde abajo, incluso a aquellos que no pueden disimular en su mirada la excitación que les produce la mera posibilidad de verlos caer. Que sean capaces de incorporarse después carece de interés, es algo secundario, pese a que en esa capacidad resida la verdadera fortaleza y maestría del superviviente. 
Caminar por el alambre no entraña más dificultad que hacerlo por sendas o avenidas. El riesgo es siempre la caída. Puedes caminar con los brazos abiertos, guardando el equilibrio con ayuda de algún bastón, pero dará igual, sí has de caer lo harás. De forma estrepitosa, de manera absurda, con elegancia o torpemente. Y no siempre habrá red, pero tampoco la altura tiene que ser insalvable. También sabes que hay caídas que duelen más en el interior que en las magulladuras de la piel y que los huesos rotos se recomponen pero el dolor grabado en la memoria es longevo. 
Vivir muchas vidas te brinda la oportunidad de disponer de más tiempo para sanar, aunque no te garantiza la ausencia de errores, ni siquiera puedes evitar repetir los que ya cometiste en otra vida. Y siempre acechará la presencia de la incertidumbre. 
Admitamos que no siempre podemos elegir, por eso cuando tenemos opciones debemos aprovecharlas. Desde la coherencia y aunque conduzcan a un nuevo fracaso. Porque abandonar es sinónimo de no retornar. Y porque nadie va a convencerte de que entre la perserverancia y la cabezonería hay una línea divisoria. Tampoco busques alas en tu espalda, ni agites los brazos para huir del sol, solo podrás levantar el vuelo con la mente.

martes, 9 de octubre de 2018

La sombra del invierno

Ya está aquí la sombra de un invierno de días oscuros. Se deshoja la margarita de unas elecciones anticipadas, defendidas por los que viven la incertidumbre de un calendario judicial que intuyen no les beneficiará. Y claro, Ciudadanos, agarrado a aquellas encuestas que les hicieron creer que eran caballo ganador. Han pasado de jugar a ser el Macron español a destaparse como producto de ese fantasma de la extrema derecha que amenaza a Europa; el oscuro invierno. 
En Andalucía, la convocatoria de elecciones está en manos de su presidenta. Si, no. No, sí. Abandonada por Ciudadanos, al menos en apariencia, le cuesta dar el paso. Susana Díaz no lo acaba de ver claro. Están la amenaza de la sentencia del ‘caso de los ERE’ y el recuerdo de que la de Gürtel se llevó a Rajoy por delante y las dudas ante una convocatoria electoral en Cataluña que engulliría las elecciones andaluzas. 
Ya saben, elecciones en diciembre o todo queda para 2019 con el temor a unas elecciones generales anticipadas. 
A priori, el PSOE cuenta con Ciudadanos para seguir gobernando en Andalucía, pero los gobiernos, pese a algunos, son cuestión de aritmética y ser el partido más votado no es garantía de nada. Díaz lo sabe y por eso cuida Sevilla y no pierde de vista a Jaén, los dos graneros del voto del PSOE. 
Por eso tantas y tan frecuentes visitas en los últimos tiempos a Jaén, la provincia olvidada hasta en una campaña de promoción turística de la propia Junta de Andalucía. No estaría de más que esas visitas vinieran acompañadas de inversiones y proyectos. 
La última visita, ayer, a inaugurar en Alcalá la Real la exposición dedicada a “Juan Martínez Montañés, “el dios de la madera”. Para demonio y más afín con la política imagino que ya está Gepetto.


Mi artículo para SER Úbeda, del 8 de octubre de 2018.

jueves, 4 de octubre de 2018

Anomalías

Ya estamos de vuelta todos. O casi todos, porque algunos están de vuelta y media y a otros habría que ponerlos así. Volvemos y nos encontramos con que el verano no se ha ido y padecemos eso que algún modernito en plan ‘cool’ denomina ‘veroño’. Que rima con memoria. En realidad, es lo que siempre se ha conocido como el veranillo de San Miguel o del membrillo, pero a alguno le parecerá una anomalía. 
Regresar significa también reencontrarnos con nuestros horrores cotidianos, los políticos. La verdadera anomalía. Ya lo saben, la nueva cara del PP, Pablo Casado, falto de ética y sobrado de lengua, se ha despachado con eso de que el gobierno en Andalucía es “inédito y una anomalía”. Es decir, que en esta tierra somos anómalos (se entiende que cuando se vota al otro), que viene a ser como si nos llaman ‘subnormalos’, ‘anormalos’ o similar delicatesen. 
Aunque en Jaén, también en Almería, de delicatesen debemos estar escasos. Vamos, que para la Junta de Andalucía carecemos de sabor. Hablando en plata, que somos unos sosos, unos ‘desaboríos’, y por eso nos dejaron fuera de “Andalucía, paisajes con sabor”, una campaña para promocionar la gastronomía andaluza. 
Es cierto que a última hora y por diversas presiones se ha rectificado, que dicen es de sabios, pero el daño ya estaba hecho; a la provincia, a los jiennenses y a otras instituciones, curiosamente del mismo color político que la Junta, como la Diputación provincial, cuya labor promocional y apuesta por Jaén están ahí. Una vergoña. Que también rima con memoria. 
Quien no rectifica o no tiene enmienda es el Ayuntamiento capitalino. La lista es larga. Y va por barrios. Como muestra, la basura. Además de literalmente tener ratas en el centro de la ciudad, y me refiero a los roedores, hay menos contenedores. Y los que hay están colocados que ni a propósito para dificultar el paso o la visión. ¿Sabe alguien a quién debemos esa ubicación de los contenedores y cuál ha sido el criterio para colocarlos? ¿O es el libre albedrío? 
Por cierto, una anomalía es tener un alcalde al que no ha votado nadie. Le ha dado ahora al regidor por salir en todas las fotos posibles y por el pajarito azul de twitter, será para justificar la contratación de su gestora de redes personal o por imitar al presidente Trump. El caso es que avanzamos en lo virtual y retrocedemos en lo real. 
Olvídense de las rimas y preserven la memoria. Tenemos la espada de las elecciones sobre nuestras cabezas. Y el voto es nuestro. Échenle memoria y cabeza cuando llegue el momento. El verano se irá, pero me temo que también en invierno seguirán prodigándose los membrillos. Y no es una anomalía.

Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 4 octubre de 2018.