sábado, 25 de mayo de 2019

Tierra de promisión

Escucho la voz suave y sureña de Ian Noe. Cierro los ojos y dejo que mis sentidos se pierdan entre las cuerdas de la guitarra y esa canción que me lleva a aquella tierra de promisión. Esa América que algunos soñaron en una ocasión, pero que hoy probablemente nadie anhela salvo para pisarla de visita o contemplarla con ojos curiosos en la gran pantalla o en la televisión. 
Presiento el trago de bourbon deslizándose por la garganta y la punta de la bota golpeando el suelo intentando de alguna manera acompañar la canción mientras los ojos recorren la sala a la búsqueda de otra mirada cómplice, una de esas que quita el frío del momento pero que te deja helado el corazón. 
Hay pocas cosas más auténticas que una persona subida en un escenario acompañada solo por la guitarra y su propia voz. Se puede mejorar con más instrumentos y voces y aunque el resultado sea aceptable probablemente no sea más que artificio, una envoltura innecesaria que sin embargo no logrará ocultar la soledad de la guitarra y la voz. 
Fuera del local soplará el viento de la noche, silbando a la comunión de soledades. Y puede que una canción y unos pasos en compañía propicien el espejismo de una noche. Pero no lo prolongará. Al despertar solo hay ausencia, la boca seca con el sabor dulzón del bourbon y una promesa que nunca se cumplirá. 
Ella bebía tequila y sonreía sensual. Yo apuraba un tercio de cerveza. Llevaba una minifalda vaquera y una blusa floreada que se abría generosa al inclinarse sobre la mesa de billar. No recuerdo que soplara el viento de la noche y apenas se oía el murmullo del mar producido por el choque de las olas contra los cascos de los barcos. Era en ultramar, en un lugar que también fue alguna vez tierra de promisión. 
Intento imaginar el encuentro entre un joven criminal y una vieja dama. Una cita propiciada por el empuje de la soledad y la seducción del tiempo que se acaba. Quizás la eternidad del amor resida en una canción o en un relato de páginas gastadas. 

jueves, 23 de mayo de 2019

Majarele

Muchos de ustedes ya habrán escuchado en alguna ocasión eso de que existen personas que donde debe estar el corazón tienen una caja registradora. No creo que sea un requisito laboral, pero estoy seguro de que en algunas profesiones suma y está bien visto. 
Ignoro si es condición natural o el resultado de un aprendizaje. O una mezcla de ambas. Lo que no cabe duda es que de ser algo innato y salvo excepciones, el paso del tiempo lo pule y afila como un colmillo. 
Se preguntarán que a cuento de qué viene esto. Muy sencillo, tengo un amigo en Jaén, Paco Salas, que después de décadas de trabajar como Educador Social en Cruz Roja y a un paso de la jubilación, me consta que había preguntado por la prejubilación, ha sido despedido. 
Choca la falta de sensibilidad de la principal institución humanitaria de España. Y claro, es irremediable pensar que aquí también se está imponiendo el metal al corazón. 
No lo sé. Pero si sé que en muchos ámbitos laborales las personas son desposeídas de su naturaleza humana para ser tratadas como números, por lo cual solo importan a efectos contables. Es la deshumanización en estado puro, pero insisto, alarma la falta de empatía en una organización humanitaria. 
Y resulta mucho más preocupante en una provincia olvidada como la nuestra, donde la gente joven tiene que emigrar para ganarse el sustento. Si lideramos en Andalucía esa lista maldita del desempleo, cuesta creer que una persona que raya en los 60, años por abajo o por arriba, pueda encontrar un empleo; no digo ya uno digno y bien remunerado. 
En unos días van a juicio y tal y como está la cosa tengo el presentimiento de que cualquier argumento para justificar el despido será atendido. Ya saben, reestructuración de la plantilla, redefinición de los puestos de trabajo, adaptación a nuevas situaciones del mercado, mejoras para una mayor eficacia, renovación de perfiles laborales o similares. 
No quiero ni pensar lo que serán los años venideros cuando los robots copen el mercado laboral. Y estos si que carecen de corazón. Las previsiones para España a medio plazo son que el 43 por ciento de los puestos de trabajo pueden ser asumidos por máquinas¹, aunque algunos analistas más optimistas lo rebajan al 12 por ciento, unos dos millones de empleos, y otros consideran que la automatización no supondrá la destrucción de laboro y contra pronóstico generará empleo. 
Da miedo pensar lo que puede ser de Jaén. Ahora somos una ciudad dormida, si también nos quitan el corazón… Por lo menos no faltará material para nuevas “panquilerías” ¡Majarele, Paco!


¹. Estudio del servicio de análisis de Caixabank (2016).


Artículo publicado en el blog “En Jaén donde resisto”, el 22 de mayo de 2019.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Un hombre "en el buen sentido de la palabra, bueno"

Hay personas que pasan por la vida como si tal cosa y hay otras que trascienden y de alguna manera se convierten en patrimonio de todos. A este último grupo pertenece, pertenecía, Antonio Tornero, reconocido machadiano y hombre, como escribiera el poeta, el otro Don Antonio, “en el buen sentido de la palabra, bueno”. 
Conocí a Antonio Tornero allá por 2005 en Baeza. En realidad nos habíamos visto con anterioridad, pero fue a partir de aquella fecha cuando realmente comencé a conocerle, por ser un habitual en los actos celebrados en el Palacio de Jabalquinto, Sede Antonio Machado de Baeza (Jaén) de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), y por ser un referente cultural en la ciudad baezana.
Sabía que era fotógrafo y poco a poco fui descubriendo a un artista multifacético y a un hombre entrañable y gran conversador. Era ese tipo de persona del que se dice que es historia viva de un lugar. De esas personas que dotan de significado al sentido de pertenencia a una ciudad, a un espacio o a un grupo de amigos. De esas que suman y nunca restan y cuya generosidad superaba a cualquier desaire que recibiera; incluso uno tan doloroso como tener que exponer fuera de su ciudad por la apatía en la respuesta, que él, hombre sabio, percibió más que como demora como negativa. Y a pesar de esa espinita clavada no dejó de colaborar con cualquier iniciativa cultural para la que solicitaran su arte y su magisterio.
Con el paso del tiempo confraternicé con su hijo Cristóbal, gran fotógrafo como su padre, al que me unen amigos comunes, los desayunos en K'novas y por encima de todo, la pasión por la banda granadina de rock 091. 
La última vez que estuve con Antonio Tornero con tiempo para entablar una buena conversación fue en la exposición del pintor navero Juan Martínez en el Museo Provincial de Jaén. Se había desplazado hasta allí con los amigos Miguel Agudo y Ade Herrera. Quedamos en vernos otro día en Baeza para que me mostrara la exposición homenaje a Gaspar Becerra arrumbada en el local que albergaba el Club Unesco de Baeza en las Antiguas Escribanías; Club al que se debe entre otras cosas la recuperación para la ciudad de la Semana Machadiana. Una cita que ya no tendremos nunca por esas prisas en las que vivimos y nos movemos, que nos hacen no encontrar hueco para lo realmente importante. 
Lo volví a ver en varias ocasiones en Baeza; aunque es cierto que la última, tras un tiempo demasiado largo sin verlo, él mismo me confesó que andaba pachucho y salía poco. 
Nos deja a punto de alcanzar las nueve décadas y aún así, uno tiene la sensación de que se ha ido pronto. Quizás porque egoístamente deseamos que personas como Antonio Tornero no se vayan nunca. En realidad, no lo ha hecho, nos ha dicho adiós, pero lo que ha sido, su obra y su recuerdo se quedan con nosotros y seguirán impregnando las calles de Baeza. Igual que el otro Don Antonio.

sábado, 18 de mayo de 2019

Atardecer

Regreso al volante de mi buga a la ciudad que habito. La carretera sube y baja, dibuja algunas curvas y ofrece también alguna larga recta. Y cuando miras al frente ves el sol del atardecer cayendo sobre los campos de olivos. 
Me gusta ese paisaje, probablemente si fueran campos llanos de esos que no parecen tener final podría estar de acuerdo con sus detractores. No lo estoy. Es un placer contemplar esas hileras de olivos perdiéndose entre las lomas para resurgir en la distancia. 
Contemplo los troncos, retorcidos, mostrando escorzos de difícil comprensión. Y pienso en las hojas, verdes o plateadas, como pequeños dardos cuyo viaje solo depende del soplo del viento, ese mismo que mece las ramas en este atardecer de mayo. 
Miro al cielo que por momentos va desprendiéndose de su color azul para progresivamente dar entrada a la noche. Y me detengo en las nubes, mitad blancas, mitad anaranjadas. Son pensamientos imperfectos. Las nubes. Las nubes son pensamientos imperfectos. De modo que cada uno de nosotros las vemos y las sentimos de distinta manera. Y sus formas se adaptan a nuestra mirada. 
Mientras conduzco suena “El alma dormida”, del maestro Lapido. Ese alma del poeta Manrique que seguro pervive por esos campos de olivos, aunque estos por los que transito ahora están más próximos a la Baeza de Don Antonio Machado que a la serrana Segura de Jorge Manrique. Pero los versos, como la sangre y como el agua escasa siempre regaron estos campos. Igual que el óleo del pintor los atrapó en el lienzo o el ojo de un fotógrafo los capturó por un momento creyendo dotarlos de una inmortalidad que ya le dieron de sol a sol los lomos doblados y las manos encallecidas. 
Kilómetro a kilómetro se acerca la ciudad. Núcleos de casas comienzan a salpicar los campos de olivos. Y el tráfico se incrementa. Una golondrina sobrevuela los olivares. ¿Dónde vas? ¿Estás perdida? ¿O el perdido soy yo? 
Anochece.

jueves, 16 de mayo de 2019

Mal fario

No me dirán que el número no se las trae. Trece. En particular, si uno es supersticioso. Para cruzar los dedos y rezar aquello de ¡Virgencita, que me quede como estoy! Sobre todo si eres del PP.
Convendrán conmigo que 13 candidaturas al Ayuntamiento de Jaén son excesivas. Ya, ya sé que eso es la democracia y puede presentarse cualquiera. Desde el momento que dejan que lo haga VOX es difícil negárselo a partido alguno, incluso a los ‘respetuosos’ ultras locales. 
No sé cómo lo ven ustedes. Yo tengo la sensación que después de tanto renegar del bipartidismo, de tanto hablar de los partidos de la regeneración y de tanto ruido la cosa está entre el PP y el PSOE, pero con la suma de otros. Al resto, exotismos al margen, los veo artículos de ferretería, bisagras, por mucho que algún osado candidato saque pecho y diga aquello de nosotros salimos a ganar. 
Y en esto de las bisagras el foco está puesto en Ciudadanos. Sorprendente y preocupante a la vez. Sorprendente por los antecedentes, ya saben que su última candidata a la Alcaldía de Jaén es una tránsfuga que ahora se presenta por VOX. Y preocupante porque la formación naranja carece de credibilidad, es experta en decir una cosa y hacer la contraria como ha demostrado sobradamente en los últimos años y en distintos territorios e instituciones. 
Al otro lado, a la izquierda, reina la incertidumbre. Si existía alguna opción de un gobierno progresista tutelado por el PSOE se antoja difícil, por la incapacidad de Adelante Andalucía y Jaén, Sentido y Común para presentar una candidatura única, unida y con fortaleza para lograr el respaldo de un número elevado de electores. El pegarse un tiro en el pie antes de una carrera no solo te aleja de los primeros puestos es que además te obliga a correr cojo. Y en esto, la izquierda ha demostrado también sobradamente que no necesita ayuda externa, se basta y se sobra ella sola para salir con desventaja y acariciar la derrota. 
Lo dicho, salvo que el PP protagonice otro descalabro como el de Pablo Casado en las Elecciones Generales, su mentor en la provincia, al que algunos llaman ya Javier Marcado por su apoyo al fracasado líder conservador, se disputará la Alcaldía con Julio Millán. El problema es que ese batacazo electoral y las encuestas tienen a los populares con la mosca detrás de la oreja y la tila a mano. Y aunque el alcalde se haya blindado con su sillón en el Senado la campaña puede ser muy larga. El último episodio, las acusaciones cruzadas por los fondos para el barrio de La Magdalena. Sin olvidar la sombra del Caso Matinsreg, por el que se pide pena de cárcel al anterior alcalde, Fernández de Moya; no olviden que muchos de los actuales concejales, incluso algunos que repiten en la lista, formaban parte de ese equipo de gobierno y aunque no tengan responsabilidad penal si existe, por acción u omisión, una corresponsabilidad política. 
El PSOE por su parte quiere alargar la ola que ha confirmado a Pedro Sánchez en Moncloa y sueña con revalidar ese triunfo, después de 15 años, en la capital jiennense, pero ahora en las Municipales. En su debe, una lista sin pesos pesados y con limitada experiencia en la gestión y que todo apunta a Ciudadanos para una hipotética mayoría. Recuerden el mensaje de las bases socialistas ¡Con Ciudadanos, NO! 
Lo cierto es que lo mismo que valía para las Generales vale para las Municipales, hay que votar. Si quieren parar a la ultraderecha la mejor arma es el voto. Y no olviden que también hay Elecciones Europeas y los países de nuestro entorno si tienen muy claro qué y quién representa el fascismo en Europa. 
Voten contra el mal fario. 
  
Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 16 de mayo de 2019.