domingo, 31 de mayo de 2009

Nos queda la palabra


Sueño con barricadas y trincheras. Yo, que renuncio al hierro en pro de la palabra. Las barricadas y las trincheras son urnas, y no hay fusiles, han florecido en votos. Y oigo de nuevo el grito agónico ¡No pasarán!, que no pudo evitar lo que vendría luego, pero cimentó la esperanza de los vencidos, que no derrotados.
Vislumbro la construcción de una casa común de la izquierda, por el acoso de la diestra y el autoderribo de la siniestra. No veo camino o sendero que conduzca a ella. Y me pregunto cómo vamos a construir el rascacielos de Europa, si somos incapaces de trazar una senda hacia esa casa sin proyecto, pero en construcción.
Todos los caminos conducen a Roma y nosotros buscamos el que nos lleva a Bruselas y a Estrasburgo, tan distante de esa Italia y su nuovo duce, sin encontrar antes nuestro propio camino. Pero no hay arquitecto. No hay hacedor. No tenemos al gran timonel, ni siquiera uno pequeño.
Y a pesar de los pesares, aún es primavera. Aún nos queda la palabra. Es tiempo de votar. Pidamos la palabra. Y votemos.

“Si abrí los labios para ver el rostro/ puro y terrible de mi patria,/si abrí los labios hasta desgarrármelos,/ me queda la palabra”.
“Pido la paz y la palabra”, Blas de Otero, 1955.

2 comentarios:

  1. Vamos, que a parte de periodista en paro eres poeta. ¿No?
    Yo soy arquitecto (me niego a lo de arquitecta porque me suena a teta. No soy el Foster ni el Calatrava, por nombrarte a dos. Pero todos,incluso tu, necesitamos clientes ¿Verdad?
    Estoy colegiada,como los medicos. Creo que con el plan Bolonia eso desaparecera, aunque estar colegiado, para mi significa muy poco. Antes solo habia un Arquitecto. Ahora hay arquitectos para todo, de interiores, decoradores, paisajistas, urbanistas...
    Las cosas estan cambiando.
    Las cosas han cambiado.
    Pero te digo que a muchos aun nos queda la palabra y pienso que eso no basta.
    Pero eso sí, afortunadamente cada cuatro estaciones, una de ellas, es la primavera.
    ;)

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  2. No soy poeta. Simplemente prefiero la palabra. Y a mi tampoco me gusta lo de arquitecta, pero el uso del lenguaje se está convirtiendo en algo muy complicado. Es curioso, pero en mi último trabajo he tratado con muchos arquitectos, hombres y mujeres. Y créeme algunos si se creen Foster o Calatrava. Y si puede que con la palabra no baste y también es cierto que las cosas han cambiado, cambian cada día. Aún así por lo menos nos queda la palabra. Para un desheredado no es mala posesión.

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