miércoles, 6 de mayo de 2009

Guinovart

En el callejón del gato no siempre sonríe la vida, pero siempre trato de buscar la luz. En ocasiones la hallo. No siempre, pero a veces lo consigo. Y ayer fue una de esas ocasiones.
La Universidad ha abierto una pequeña sala de exposiciones en el centro de la ciudad donde habito. Donde trato de vivir y de que no habite el olvido. Mi santa, los peques y yo ya la habíamos visitado con anterioridad, para ver una exposición de varias pintoras. Y la semana pasada, contra pronóstico pues no habían dicho que se cerraba hasta la próxima temporada, se inauguró una exposición de Guinovart.
Yo había visto de forma esporádica algún cuadro de este pintor barcelonés, los últimos en el Museo Zabaleta (Guinovart, amigo de Zabaleta, participó con éste en una exposición en Quesada (Jaén), en 1951), pero nunca una exposición monográfica. Como la sala es pequeña, la exposición es breve. Completa, pero breve. Lo que provoca una sensación de satisfacción, por la obra contemplada, y a la vez, una sensación de necesidad de ver más obras.
Junto a la exposición, los responsables de la UJA han tenido el gusto de editar un catálogo sobre las obras expuestas y sobre Guinovart. Y además, han acompañado el catálogo de una pequeña joya, un dvd con una entrevista con el artista.
En ella el pintor, ya maduro, habla de asuntos como la influencia de la naturaleza en su obra, de su experiencia vital, del compromiso del artista y de la necesidad de pintar y del lenguaje (visual y de la palabra).
A mí con la obra me bastaba, pero acompañada de la palabra es un regalo. Inesperado y gratificante, porque te hace contemplarla con otros ojos. No es necesario, porque cada obra tiene su lenguaje propio, otra cuestión es que alcancemos a comprenderlo, pero si abre nuevos caminos y nuevas formas de mirar.
El apellido Guinovart suena a guirnalda, a Guinardó, y eso me lleva a Marsé. Un escritor que pinta con palabras la Barcelona que vivió, la misma postguerra que marcó a Guinovart. Un mismo compromiso y una misma esencia: la falta de libertad, la prohibición “crea una vitalidad”.


“…Guinovart a golpes con el desierto de la vida/se hizo un hombre de infancia sombría/entre vericuetos de arrabal o cinematógrafo/y de un volumen con presencia de Lorca o de ti mismo/que nos hace saltar de entusiasmo o de miedo…”

“Carta a Miguel Hernández”, Cesáreo Rodríguez-Aguilera (1952).

No hay comentarios:

Publicar un comentario