Vuelta a la normalidad, salvo la cera en la calle y el chirriar de las ruedas de los coches sobre ella. Aunque para los sin empleo eso de la normalidad suena un poco a broma.
Los paréntesis de vacaciones y puentes paralizan el país y alteran la rutina doméstica, actúan como una anestesia general y acentúan la agonía del que espera. En esto de esperar la paciencia de los sin empleo es ilimitada, pero el coste y el desgaste por la espera es también ilimitado. Casi una semana de inactividad es una carga mayor que la que han aguantado los costaleros bajos los tronos. Además la Semana Santa en abril es el preámbulo del verano, lo que significa que los plazos de búsqueda de laboro se acortan, apenas dos meses y medio, porque el estío supone una nueva parálisis y un avanti a medio gas. El buen tiempo acelera la percepción del paso de los días y salvo sorpresa en eso abril, mayo y junio son devastadores.
Crisis, recesión, casi 4 millones de parados y sin embargo, al menos en el Sur, los datos de ocupación hotelera y el número de visitantes han sido buenos, mejores que los de 2008, dixit el consejero andaluz de Turismo. Si a ello añadimos las retenciones en carretera en la jornada de ayer, en especial en las circunvalaciones de Sevilla y en el paso de Despeñaperros en Jaén, cabe preguntarse aquello de cuánto peor mejor. Quizás sea un síntoma de desesperación o de irresponsabilidad. O simplemente, que había euros durmiendo bajo el colchón. Sí, también he pensado en el cambio de destino; muchos de los que viajaban al exterior ante la situación económica han optado por el destino nacional, pero ¿todos al Sur? Bienvenidos hayan sido y que repitan, muchos y muchas veces. Algo quedará.
Los paréntesis de vacaciones y puentes paralizan el país y alteran la rutina doméstica, actúan como una anestesia general y acentúan la agonía del que espera. En esto de esperar la paciencia de los sin empleo es ilimitada, pero el coste y el desgaste por la espera es también ilimitado. Casi una semana de inactividad es una carga mayor que la que han aguantado los costaleros bajos los tronos. Además la Semana Santa en abril es el preámbulo del verano, lo que significa que los plazos de búsqueda de laboro se acortan, apenas dos meses y medio, porque el estío supone una nueva parálisis y un avanti a medio gas. El buen tiempo acelera la percepción del paso de los días y salvo sorpresa en eso abril, mayo y junio son devastadores.
Crisis, recesión, casi 4 millones de parados y sin embargo, al menos en el Sur, los datos de ocupación hotelera y el número de visitantes han sido buenos, mejores que los de 2008, dixit el consejero andaluz de Turismo. Si a ello añadimos las retenciones en carretera en la jornada de ayer, en especial en las circunvalaciones de Sevilla y en el paso de Despeñaperros en Jaén, cabe preguntarse aquello de cuánto peor mejor. Quizás sea un síntoma de desesperación o de irresponsabilidad. O simplemente, que había euros durmiendo bajo el colchón. Sí, también he pensado en el cambio de destino; muchos de los que viajaban al exterior ante la situación económica han optado por el destino nacional, pero ¿todos al Sur? Bienvenidos hayan sido y que repitan, muchos y muchas veces. Algo quedará.
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