viernes, 17 de abril de 2009

Grandes bocas

Todos en más de una ocasión hemos desaprovechado la oportunidad de mordernos la lengua, de cerrar la boca. No sólo porque como es bien sabido en boca cerrada no entran moscas, sino porque así evitaríamos decir determinadas cosas que sirven exclusivamente para dejarnos en evidencia.
También es cierto que no tiene la misma importancia o relevancia lo que escupen algunas bocas y lo que sale por otras, no por lo dicho sino por quien lo dice. Pero no es menos cierto que en esto como en todo hay reconocidos reincidentes, cuyos esfuerzos parecen centrarse en dar muestras periódicas de lo que son capaces de arrojar por sus enormes bocotas, aunque luego con los hechos traten de enviar un mensaje más digerible; algo que tampoco consiguen siempre.
La lista de los propietarios de esas grandes bocas, de esos profesionales del exceso oral es interminable. Además esta lista es flexible, siempre dispuesta a disminuir o aumentar y reconozcámoslo con un hueco disponible para nuestro propio ingreso en ella.
Ayer debió existir una confluencia de astros o algo que se nos escapa y que no había sido anunciado, porque hubo overbooking de florilegios verbales. Estamos acostumbrados a pequeñas muestras, nada desdeñables eso sí, pero no a la abundancia de ayer, a esa antología del exabrupto.
Sarkozy dudando del contenido cerebral de Zapatero y del uso que hace de ese contenido. El presidente francés a veces parece querer emular a Berlusconi.
MAFO metiendo el miedo con las pensiones. El gobernador del Banco de España tiene una larga trayectoria verbal, que aumenta proporcionalmente a la añoranza que algunos sentimos por su hermano cuando le oímos.
Conde-Pumpido poniendo a la Policía a los pies de los caballos. No está mal que por una vez sean ellos los que se hallen a los pies, perdón patas, de los equinos, pero evocando a Pujol, ayer no tocaba, porque con el terrorismo y aledaños es mejor no jugar. El fiscal-general del Estado no ha estado ni discreto, ni oportuno, todo lo contario que el director general de la Policía, Francisco Velázquez al afirmar que se había solucionado ya este “pequeño problema”.
Y por último, el Parlamento de Madrid. La Caverna. Lo importante no era el agua, lo verdaderamente importante, preocupante y relevante es ver en sede parlamentaria el modelo y las formas de aquella España del café para todos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario