Roberto Saviano es para algunos un escritor italiano que ha osado escribir un libro sobre la Mafia, “Gomorra”. Para otros, ni eso. Pero Saviano es mucho más que ese escritor sin pelos en la lengua a la hora de escribir y hablar sobre la Mafia o sobre Silvio Berlusconi (¿pero no es lo mismo?, se preguntarán algunos).
Saviano encarna hoy al perseguido, al amenazado. Y a pesar de esa persecución y de estar amenazado de muerte, es la voz del ciudadano frente al poder. Es el hombre solo, armado con la palabra y carente de servidumbres.
La voz que denuncia la mordaza de Berlusconi hacia los pocos medios de comunicación que le son hostiles; la elaboración de leyes a medidas para garantizar la impunidad ante los delitos, incluida la del propio Berlusconi, el papel que juega la Mafia en la política, en las finanzas, en la sociedad italianas…. la misma voz que este fin de semana alertaba a sus compatriotas de que son ellos quienes han de estar vigilantes para que no se altere el proceso electoral (Este fin de semana se han celebrado en Italia las Elecciones Regionales, con un descenso de la participación y un matizado triunfo del centro-izquierda).
Saviano es la voz que zarandea a Italia, la conciencia y la dignidad de esa Italia derrumbada, corrompida y humillada a los pies de “Il nuovo ducce”, pero es una voz sin eco. Porque salvo los directores de La Reppublica y L’Unitá, y Di Pietro pocos parecen escuchar a Saviano. Algo terrible si se observa a esa cosa del centro-izquierda italiana, huérfana de liderazgo y lo que es más reprobable y lamentable, huérfana de palabras.
En España no tenemos un Saviano. Carecemos de una voz del ciudadano frente al poder. Sólo nos equiparábamos a Italia en lo concerniente a jueces valientes, ellos tenían a Falcone, y nosotros, a Garzón. A Falcone lo asesinó la Mafia y a Garzón lo ha llevado a los tribunales la extrema derecha. ¡Porca miseria!
Saviano encarna hoy al perseguido, al amenazado. Y a pesar de esa persecución y de estar amenazado de muerte, es la voz del ciudadano frente al poder. Es el hombre solo, armado con la palabra y carente de servidumbres.
La voz que denuncia la mordaza de Berlusconi hacia los pocos medios de comunicación que le son hostiles; la elaboración de leyes a medidas para garantizar la impunidad ante los delitos, incluida la del propio Berlusconi, el papel que juega la Mafia en la política, en las finanzas, en la sociedad italianas…. la misma voz que este fin de semana alertaba a sus compatriotas de que son ellos quienes han de estar vigilantes para que no se altere el proceso electoral (Este fin de semana se han celebrado en Italia las Elecciones Regionales, con un descenso de la participación y un matizado triunfo del centro-izquierda).
Saviano es la voz que zarandea a Italia, la conciencia y la dignidad de esa Italia derrumbada, corrompida y humillada a los pies de “Il nuovo ducce”, pero es una voz sin eco. Porque salvo los directores de La Reppublica y L’Unitá, y Di Pietro pocos parecen escuchar a Saviano. Algo terrible si se observa a esa cosa del centro-izquierda italiana, huérfana de liderazgo y lo que es más reprobable y lamentable, huérfana de palabras.
En España no tenemos un Saviano. Carecemos de una voz del ciudadano frente al poder. Sólo nos equiparábamos a Italia en lo concerniente a jueces valientes, ellos tenían a Falcone, y nosotros, a Garzón. A Falcone lo asesinó la Mafia y a Garzón lo ha llevado a los tribunales la extrema derecha. ¡Porca miseria!
Foto. Roberto Saviano. La Reppublica.
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