Cuentan en Chile que el terremoto y las réplicas posteriores, incluida la de la toma de posesión de su nuevo presidente, el conservador Sebastián Piñera, son la muestra del dolor de la madre tierra y que sólo cesarán cuando éste abandone el poder.
Afirman que ese lamento de la madre tierra es en recuerdo de los desaparecidos, de los torturados y asesinados tras el golpe de Estado de 1973 contra el gobierno legítimo del presidente Salvador Allende y que la madre tierra llora porque con el presidente Piñera han vuelto muchos de aquellos ‘pinochetistas’ que causaron tanto dolor y vergüenza a la patria que decían defender.
Otros piensan que con el triunfo de Piñera y su elección como presidente chileno se cierra el círculo iniciado con ese golpe cruento del general Pinochet y el inestimable apoyo de los Estados Unidos de América, encarnado en Henry Kissinger.
Y hay otros que defienden que nadie mejor que un empresario millonario al frente de un país que necesita ser reconstruido y no sólo por los efectos del terremoto y las sucesivas réplicas (no quiero imaginar el futuro de España si un empresario como Díaz Ferrán se presentase a las elecciones y gobernara el país).
El escritor chileno Jorge Edwards, embajador en la Cuba de Castro del gobierno de Allende (una embajada de 3 meses por la que sería declarado “persona non grata”) y posteriormente, asistente de Pablo Neruda en París, ha mostrado públicamente su apoyo a Piñera durante la campaña electoral y ha defendido esa teoría de cerrar el círculo y por tanto, la conveniencia para Chile de un presidente como el candidato conservador frente al derrotado candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia, Eduardo Frei.
Que nadie se lleve a engaños, la madre tierra no va a estar lamentándose durante todo el mandato presidencial de Piñera y éste agotará la legislatura. Michelle Bachelet, la presidenta anterior que no pudo presentarse a la reelección porque así lo recoge la legislación chilena, puede ser la esperanza de la izquierda chilena, inútil ya la denominada Concertación.
Pero cuando aún perdura el llanto de la madre tierra, que urge a la reconstrucción del país, el millonario conservador Sebastián Piñera ha de mostrar el futuro de Chile y qué herencia prefiere la de la opresión y la indecencia del dictador Pinochet o la de la dignidad de la expresidenta Bachelet.
¡Fuerza Chile!
Afirman que ese lamento de la madre tierra es en recuerdo de los desaparecidos, de los torturados y asesinados tras el golpe de Estado de 1973 contra el gobierno legítimo del presidente Salvador Allende y que la madre tierra llora porque con el presidente Piñera han vuelto muchos de aquellos ‘pinochetistas’ que causaron tanto dolor y vergüenza a la patria que decían defender.
Otros piensan que con el triunfo de Piñera y su elección como presidente chileno se cierra el círculo iniciado con ese golpe cruento del general Pinochet y el inestimable apoyo de los Estados Unidos de América, encarnado en Henry Kissinger.
Y hay otros que defienden que nadie mejor que un empresario millonario al frente de un país que necesita ser reconstruido y no sólo por los efectos del terremoto y las sucesivas réplicas (no quiero imaginar el futuro de España si un empresario como Díaz Ferrán se presentase a las elecciones y gobernara el país).
El escritor chileno Jorge Edwards, embajador en la Cuba de Castro del gobierno de Allende (una embajada de 3 meses por la que sería declarado “persona non grata”) y posteriormente, asistente de Pablo Neruda en París, ha mostrado públicamente su apoyo a Piñera durante la campaña electoral y ha defendido esa teoría de cerrar el círculo y por tanto, la conveniencia para Chile de un presidente como el candidato conservador frente al derrotado candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia, Eduardo Frei.
Que nadie se lleve a engaños, la madre tierra no va a estar lamentándose durante todo el mandato presidencial de Piñera y éste agotará la legislatura. Michelle Bachelet, la presidenta anterior que no pudo presentarse a la reelección porque así lo recoge la legislación chilena, puede ser la esperanza de la izquierda chilena, inútil ya la denominada Concertación.
Pero cuando aún perdura el llanto de la madre tierra, que urge a la reconstrucción del país, el millonario conservador Sebastián Piñera ha de mostrar el futuro de Chile y qué herencia prefiere la de la opresión y la indecencia del dictador Pinochet o la de la dignidad de la expresidenta Bachelet.
¡Fuerza Chile!
Me quedo con el túnel sentada en mi sillón antes que con la cruda realidad que ya no aguanto aunque no tenga mas remedio que soportarla. Bicos
ResponderEliminarEauphelia, entiendo que den ganas de quedarse en el sillón, aunque había algo de justicia poética en los temblores de la tierra. Bicos.
ResponderEliminarPuede ser. Pero no se me escapa que cuando la tierra tiembla los más perjudicados suelen ser los más pobres, los más debiles y sobre todo, los inocentes; los que no tienen culpa de nada.
ResponderEliminarTriste, muy triste.
Por eso decía que había algo de justicia poética en los temblores, como rechazo, pero el coste en vidas, casi siempre de los más desfavorecidos, nubla esa justicia.
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