El futuro espera a la vuelta de la esquina para convertirse en presente. Algunos tienen el extraño convencimiento de poseer la capacidad de conocer ese futuro y otros la convicción profunda de que ese futuro ya está escrito.
También hay diferencias sustanciales en la elección del color para pintar ese futuro. Unos, optan por el negro; otros, lo pintan de color de rosa, y los menos, lo pintan del color de la esperanza. Pocos serán los que se inclinen por el blanco, y sin embargo esa elección es comprensible desde la creencia de que el futuro está por escribir y que esa es la tarea diaria de cada uno. Y más de uno lo pintará de gris o de marrón, confundiendo futuro con presente y presente con futuro.
Habrá algunos cuya opción sea pintar ese futuro de muchos colores, como si fuera un arco iris. Y otros, más atrevidos en apariencia y en un alarde creativo, pintarán el futuro de lunares, de nubes o de mariposas.
En ocasiones, quizás demasiadas, se pinta el futuro sin apenas haberlo construido. Se ignoran los materiales a emplear, se olvidan los cimientos que deben sustentarlo y se desconoce si el futuro es asunto de uno o de alguno más. Y lo que parece peor, se trata de construir el futuro sin la consciencia del pasado y del presente.
Muchos evitan dar la vuelta a la esquina, creyendo negar el futuro y sin caer en la cuenta de que lo alcanzado es el presente.
Sin ayer no hay hoy y sin hoy no habrá mañana. Puede parecer una retahíla infantil o una plegaria en un mundo de ficción, pero es una sentencia infalible contra aquellos que tratan de negarnos ese mañana.
También hay diferencias sustanciales en la elección del color para pintar ese futuro. Unos, optan por el negro; otros, lo pintan de color de rosa, y los menos, lo pintan del color de la esperanza. Pocos serán los que se inclinen por el blanco, y sin embargo esa elección es comprensible desde la creencia de que el futuro está por escribir y que esa es la tarea diaria de cada uno. Y más de uno lo pintará de gris o de marrón, confundiendo futuro con presente y presente con futuro.
Habrá algunos cuya opción sea pintar ese futuro de muchos colores, como si fuera un arco iris. Y otros, más atrevidos en apariencia y en un alarde creativo, pintarán el futuro de lunares, de nubes o de mariposas.
En ocasiones, quizás demasiadas, se pinta el futuro sin apenas haberlo construido. Se ignoran los materiales a emplear, se olvidan los cimientos que deben sustentarlo y se desconoce si el futuro es asunto de uno o de alguno más. Y lo que parece peor, se trata de construir el futuro sin la consciencia del pasado y del presente.
Muchos evitan dar la vuelta a la esquina, creyendo negar el futuro y sin caer en la cuenta de que lo alcanzado es el presente.
Sin ayer no hay hoy y sin hoy no habrá mañana. Puede parecer una retahíla infantil o una plegaria en un mundo de ficción, pero es una sentencia infalible contra aquellos que tratan de negarnos ese mañana.
Algunos tienen tanta prisa por llegar a mañana que cuando estén allí verán que perdieron el ayer y el hoy...
ResponderEliminarRakel, esos son los que creen que han ganado el futuro.
ResponderEliminar