Hoy, 2 de octubre, parece un día importante porque en Dinamarca el Comité Olímpico Internacional (COI), una organización que parece poco democrática y con un sistema de elección más que discutible para designar sede olímpica (cabe recordar la elección de Pekín a pesar de la violación de derechos humanos) y donde aparenta pesar más la capacidad de presión que las bondades de un proyecto, decidirá si Madrid alberga en 2016 unos juegos olímpicos. Yo tengo una corazonada, un deseo como madrileño, pero también una esperanza de justicia, y me “río”.
Sin embargo, es más importante para el futuro de España, incluida Madrid, y del resto de Europa lo que hoy está pasando en Irlanda, el nuevo referéndum sobre el Tratado de Lisboa y su resultado.
Y a pesar de ello y consciente de la repercusión y de las consecuencias de ambas citas en una misma fecha, yo hoy miro a Italia, pensando en mañana.
No voy a descubrir ahora a Berlusconi, il nuovo ducce, y tampoco es mi intención perder tiempo hablando de él, sino más bien de lo que provoca. Eso sí, lamento que la Italia de Da Vinci, de Maquiavelo, de Dante, de Petrarca, de Miguel Ángel, de Caravaggio, del “bello” Rafael, de Palladio, de Botticelli, de Brunelleschi, de Virgilio, de Horacio, de mis admirados Leonardo Sciascia y Giuseppe Tomasi di Lampedusa, de Alessandro Manzoni, de Leopardi, de Umberto Eco, de Camilleri, de Fo, de Moravia, de Antonio Gramsci, de Norberto Bobbio, de Fellini, de Rossellini, de Antonioni, de Visconti, de Ettore Scola, de Vittorio de Sica, de Anna Magnani, de Sofía Loren, de Marcello Mastroianni, de Verdi, de Puccini, de Rossini, de Antonio Di Pietro, de Giovanni Falcone…y del gabacho Garibaldi, de tantos otros, esté en manos de este tipo.
Mañana en Italia, lo nunca visto en un Estado de la Europa democrática, manifestación de la prensa, espero que no sólo de la prensa, para defender la libertad de expresión y la libertad de prensa. Contra el tirano y sus modos de gobierno. Contra la caricatura a la que un “bufón delirante” (en palabras de Camilleri) somete a un país que un día fue cuna de la civilización. Sólo se me ocurre gritar desde aquí ¡Forza Italia!
Dice el perseguido y amenazado escritor italiano Roberto Saviano, en su artículo “Por la libertad de prensa en Italia” (El País, viernes 2 de octubre de 2009; edición impresa, y en http://www.elpais.com/articulo/opinion/libertad/prensa/Italia/elpepiopi/20091002elpepiopi_14/Tes, edición digital), que su país “se está volviendo malvado” y que “Se equivoca quien os pida cambiar de ideas. Se trata de cambiar de actitud respecto a los métodos de quien os representa”. Frase sin duda de universal recomendación y cuyo contenido es de aconsejable y necesaria aplicación en España.
Y finalizo, también con las palabras de Saviano, “Para que en cualquier país democrático no vuelva a suceder que expresarse sobre lo que ocurre pueda significar tener que pagar con el alma, con el cuerpo con la sangre. Ésa es la libertad de prensa”.
Mañana, desde el Sur, desde la ciudad que habito, yo estaré en Italia.
Sin embargo, es más importante para el futuro de España, incluida Madrid, y del resto de Europa lo que hoy está pasando en Irlanda, el nuevo referéndum sobre el Tratado de Lisboa y su resultado.
Y a pesar de ello y consciente de la repercusión y de las consecuencias de ambas citas en una misma fecha, yo hoy miro a Italia, pensando en mañana.
No voy a descubrir ahora a Berlusconi, il nuovo ducce, y tampoco es mi intención perder tiempo hablando de él, sino más bien de lo que provoca. Eso sí, lamento que la Italia de Da Vinci, de Maquiavelo, de Dante, de Petrarca, de Miguel Ángel, de Caravaggio, del “bello” Rafael, de Palladio, de Botticelli, de Brunelleschi, de Virgilio, de Horacio, de mis admirados Leonardo Sciascia y Giuseppe Tomasi di Lampedusa, de Alessandro Manzoni, de Leopardi, de Umberto Eco, de Camilleri, de Fo, de Moravia, de Antonio Gramsci, de Norberto Bobbio, de Fellini, de Rossellini, de Antonioni, de Visconti, de Ettore Scola, de Vittorio de Sica, de Anna Magnani, de Sofía Loren, de Marcello Mastroianni, de Verdi, de Puccini, de Rossini, de Antonio Di Pietro, de Giovanni Falcone…y del gabacho Garibaldi, de tantos otros, esté en manos de este tipo.
Mañana en Italia, lo nunca visto en un Estado de la Europa democrática, manifestación de la prensa, espero que no sólo de la prensa, para defender la libertad de expresión y la libertad de prensa. Contra el tirano y sus modos de gobierno. Contra la caricatura a la que un “bufón delirante” (en palabras de Camilleri) somete a un país que un día fue cuna de la civilización. Sólo se me ocurre gritar desde aquí ¡Forza Italia!
Dice el perseguido y amenazado escritor italiano Roberto Saviano, en su artículo “Por la libertad de prensa en Italia” (El País, viernes 2 de octubre de 2009; edición impresa, y en http://www.elpais.com/articulo/opinion/libertad/prensa/Italia/elpepiopi/20091002elpepiopi_14/Tes, edición digital), que su país “se está volviendo malvado” y que “Se equivoca quien os pida cambiar de ideas. Se trata de cambiar de actitud respecto a los métodos de quien os representa”. Frase sin duda de universal recomendación y cuyo contenido es de aconsejable y necesaria aplicación en España.
Y finalizo, también con las palabras de Saviano, “Para que en cualquier país democrático no vuelva a suceder que expresarse sobre lo que ocurre pueda significar tener que pagar con el alma, con el cuerpo con la sangre. Ésa es la libertad de prensa”.
Mañana, desde el Sur, desde la ciudad que habito, yo estaré en Italia.
Y yo tambien estaré allí. Aunque siendo autónoma siempre me han mosqueado los colectivos...
ResponderEliminarNo esperaba menos de tí. Los colectivos son discutibles, pero algunos son la suma de los individuos. Por eso yo estoy hoy en Italia, sumando. Un bico y salud.
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