viernes, 23 de octubre de 2009

"Gabo" y los "egos revueltos"

Andaba yo a vueltas con mi cabeza, como tantas otras veces, intentando meterle la pluma o menos prosaicamente, hincarle el diente a un tema. Es la necesidad de ordenar las cosas, de estructurarlas para lograr que tengan sentido. Así que redactaba mentalmente el principio de lo que quería escribir, una y otra vez, sin que acabara de convencerme.
Repetía ese inicio imaginado, asumía a continuación la redacción del cuerpo principal, de lo que esencialmente quería decir, y dejaba en manos de la inspiración el final. Y aún así seguía sin convencerme. Le faltaba algo y no daba con ello. Podría parecer algo normal, falta de recursos lingüísticos, literarios o periodísticos o un mal día, si no fuera porque el asunto en cuestión lleva rodando por mi cabeza unos diez días. Exactamente desde que leí las declaraciones de Juan Manuel de Prada sobre Gabriel García Márquez en la prensa local de Granada. Y diez días sin encontrar en mi baúl las palabras adecuadas para dar suelta a la pluma sólo evidencian impericia; básicamente, porque quería evitar la ofensa o la descalificación basada en mis gustos literarios.
Hasta esta mañana, cuando he cogido El País con ambas manos y con la primera plana frente a mí he podido leer en una ventana de la parte superior: Los 'Egos revueltos' del mundillo literario, bajo la lupa de Juan Cruz (El País, viernes, 23 de octubre de 2009), referido al Premio Comillas recibido por el escritor canario, que, salvo en mi cabeza, nada tiene que ver con las declaraciones de Prada. Estúpido gato, eso era lo que andabas buscando; diez días sin dar pie con bola y Juan Cruz lo ha clavado, porque debe ser eso, una cuestión de ego revuelto.
El escritor y articulista, además de cinéfilo, Juan Manuel de Prada, visitó el pasado 14 de octubre el Centro Cultural Memoria de Andalucía en Granada, para hablar del “Periodismo cultural y literatura”, acompañado de la también escritora Ángela Vallvey. Donde Prada manifestó que “hoy día el periodismo cultural es un lacayo de la cultura de masas. Se editan libros muy interesantes y ningún medio repara en ellos; pero un tipo saca una biografía autorizada de Gabriel García Márquez y se publican páginas y páginas sobre un bodrio, además de que la vida de García Márquez no tiene ningún interés y que como escritor es bastante pelmazo. Da todo igual, lo que importa es que García Márquez es una marca, un referente emblemático de nuestro tiempo, como diría un cursi. Los periódicos como borreguitos le dedican páginas y páginas”. (Ideal, edición digital, 15 de octubre de 2009, http://www.ideal.es/granada/20091015/cultura/periodismo-lacayo-cultura-masas-20091015.html).
Quiso la vida que en esa época me hallase finalizando la lectura de una obra de ese “pelmazo” de García Márquez, “Memoria de mis putas tristes”; que se une a otras obras del mismo “pelmazo” leídas con anterioridad como “Cien años de soledad”, “El coronel no tiene quien le escriba”, “El general en su laberinto”, “Crónica de una muerte anunciada” (tan bodrio que la devoré en una noche hace más de 20 años), “Del amor y otros demonios”, “Doce cuentos peregrinos” y mi preferida, “El amor en los tiempos del cólera” (sin duda, pelma, bodrio y cursi). Qué decir de “Gabo”, este escritor colombiano al que dieron el Nobel en 1982, y al que espiaban los servicios secretos mexicanos por ser amigo de Fidel Castro. Qué puedo decir yo del creador en 1994 de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) e impulsor del Taller de Periodismo Iberoamericano y de la Colección Nuevo Periodismo, dirigida por Tomás Eloy Martínez. El mismo “Gabo” que vivió en la plaza Real del Barcelona, junto a Las Ramblas. Para mí si tiene interés la obra y la vida de Gabriel García Márquez Y a falta de páginas en un periódico para dedicarle, doy por buenas estas letras, ajenas a cualquier ego, en El callejón del gato

4 comentarios:

  1. Me has dado un susto de muerte. A puntito estuve de saltarte directamente a la yugular. Menos mal que me contuve, llegué hasta el final y respiré aliviada.
    …porque yo no había leído lo que soltará mi amantísimo de Prada, que generalmente va coronado, y pensé que opinabas igual que él.
    Y es que a este señor, y a la Grandes, a la que también le tengo un cariño muy especial, un día tengo que ponerles un altar en mi casa con unas cuantas velas encendidas… igualico tal que si yo fuera la pitonisa Lola.
    Y es que hay personajillos que porque los publican en un semanal o un periódico, o porque alguno recibiera el Planeta, que para mi ese premio tiene tanto merito como el Nobel a Obama, se crecen y ya consideran que pueden decir lo que les venga en gana.
    Y así, uno que se encuentra con personajes en las estaciones que lo miran fijo porque está leyendo en latín, como mi xesador de pollos, se permite opinar sobre la vida y obra de García Márquez, y la otra, que hace unos cálculos matemáticos que te… de infarto, se pone ahora a escribir sobre “helados”.
    Y lo curioso de estos dos es que uno empezó escribiendo sobre “chochos” y la otra sobre “látigos” y que los dos pasaron por la piedra de la monfortina, otra a la que le pondré un altar, y a la que un tocayo tuyo hizo bien en dar puerta, en aquellas tertulias de media tarde donde desbarraron a no más.
    Si es que ya me veo a la princesa del pueblo de San Blas escribiendo su autobiografía que titulara “pollo y polladas fritas para Andreitas” y hala, otra escritora más en ciernes en el panorama nacional, porque seguro que como lo escriba se convierte en un bet−seller. Y luego dira… Cervanteeeees, una mierdaaaa, me entiendes.
    Creo que me voy a autoproclamar en mi blog y lo haré con letras muy grandes “SOY ESCRITORA CHAFARDÍ, me entiendeeeees” y triunfaré como una gran borrega.

    ResponderEliminar
  2. Ya he dicho que andaba espeso con el tema. Lo fácil era no ir a mi yugular, ir a la de Prada por su incomprensibles declaraciones. Unos días antes de estas declaraciones había leído uno de sus artículos en ABC y pensé que este chico cada día andaba un poco peor, quizás por tragarse la bilis o su propia hiel. Yo no entro en los gustos de las personas, aunque evidentemente puedo discrepar, pero entiendo que no te guste todo lo de cualquier autor, pero calificar así a Gabo, me dió la sensación que tenía más que ver con sus amistades peligrosas que con su literatura. Un bico. Salud.

    ResponderEliminar
  3. Aún reconociéndome admirador de su buena pluma, intuyo que De Prada tiende a la deriva por su fundamentalismo ideológico. Le pierde su dognatismo. No obstante puede que algún día, si persevera en la literatura y no en el fanatismo, llegue a superarse y parecerse algo a Gabo.

    ResponderEliminar
  4. Juan, yo pienso que los tiros van más por ahí, que por una cuestión literaria. Un abrazo.

    ResponderEliminar