El periodismo está en crisis. No es algo nuevo. Lleva en crisis desde hace demasiado tiempo, sólo que ahora la coincidencia con la crisis económica acrecienta la sensación e incluso la situación.
El periodismo está en crisis. Pero los periodistas no. Al menos, los que quedan al pie del cañón. Los periodistas están con ganas. Vapuleados por los empresarios de los medios de comunicación, vapuleados por los ciudadanos, vapuleados por los políticos y vapuleados por los periodistas, incluso por los periodistas que no lo son.
Y a pesar de eso, los periodistas siguen con ganas de contar las cosas. Porque esa es la cuestión fundamental: alguien tiene que contar lo que pasa. Y para contarlo están los periodistas, una profesión que algunos aún creen un oficio.
“Vivir para contarla”, dice el maestro García Márquez. Que existencia, vivir para contar lo que pasa y llegar a un punto en el que se es incapaz de hacer otra cosa. A pesar de que se de la sensación de que cada vez contamos menos cosas y las contamos peor.
Ayer sábado, 2 de octubre, 300.000 personas, entre ellas muchos periodistas, se manifestaron en Roma, en la plaza del Pueblo (piazza del Popolo), en defensa de la libertad de prensa (libertà di stampa). Con la consciencia o la inconsciencia de que el periodismo es de los pocos contrapoderes al servicio de los ciudadanos para combatir los excesos del poder y de que los periodistas y su ejercicio del periodismo son un instrumento de los ciudadanos para desenmascarar a los responsables de esos excesos.
En España, cuando el trío de las Azores con el convidado de Barroso decidió que en Irak habría una guerra, más del 80 por ciento de los ciudadanos se manifestaron en contra de esa guerra. Nadie recordará a los médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, profesores…. manifestarse contra esa guerra. Sólo los actores y los periodistas dijeron NO A LA GUERRA. Esa es la grandeza y la miseria de esta denostada profesión.
Ayer en Roma (que envidia; sana, pero aún así que mala es la envidia) los italianos nos han dado al resto de los europeos una lección de democracia y de defensa de las libertades. ¡Forza Italia!
El periodismo está en crisis. Pero los periodistas no. Al menos, los que quedan al pie del cañón. Los periodistas están con ganas. Vapuleados por los empresarios de los medios de comunicación, vapuleados por los ciudadanos, vapuleados por los políticos y vapuleados por los periodistas, incluso por los periodistas que no lo son.
Y a pesar de eso, los periodistas siguen con ganas de contar las cosas. Porque esa es la cuestión fundamental: alguien tiene que contar lo que pasa. Y para contarlo están los periodistas, una profesión que algunos aún creen un oficio.
“Vivir para contarla”, dice el maestro García Márquez. Que existencia, vivir para contar lo que pasa y llegar a un punto en el que se es incapaz de hacer otra cosa. A pesar de que se de la sensación de que cada vez contamos menos cosas y las contamos peor.
Ayer sábado, 2 de octubre, 300.000 personas, entre ellas muchos periodistas, se manifestaron en Roma, en la plaza del Pueblo (piazza del Popolo), en defensa de la libertad de prensa (libertà di stampa). Con la consciencia o la inconsciencia de que el periodismo es de los pocos contrapoderes al servicio de los ciudadanos para combatir los excesos del poder y de que los periodistas y su ejercicio del periodismo son un instrumento de los ciudadanos para desenmascarar a los responsables de esos excesos.
En España, cuando el trío de las Azores con el convidado de Barroso decidió que en Irak habría una guerra, más del 80 por ciento de los ciudadanos se manifestaron en contra de esa guerra. Nadie recordará a los médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, profesores…. manifestarse contra esa guerra. Sólo los actores y los periodistas dijeron NO A LA GUERRA. Esa es la grandeza y la miseria de esta denostada profesión.
Ayer en Roma (que envidia; sana, pero aún así que mala es la envidia) los italianos nos han dado al resto de los europeos una lección de democracia y de defensa de las libertades. ¡Forza Italia!
Foto: Manifestantes en la plaza del Pueblo de Roma, publicada ayer sábado, 2 de octubre, en la edición digital del periódico L'Unita.
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