Crear desde lo supuestamente desechable; desde lo aparentemente inservible y sin embargo, reciclable. José F. Ríos es un artista local, pintor hiperrealista, escultor e ilustrador, hasta donde yo llego. Y no es poco. De hecho, su arte le ha llevado desde Orcera, un pequeño pueblo de la Sierra de Segura (en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas), hasta el nada pequeño Houston, en los tampoco nada pequeños Estados Unidos de América.
Afincado en la ciudad en la que habito, compartimos hace 5 años y por cosas del destino las páginas de un libro de relatos de viajes, Caminos de Jaén, de Ediciones RaRo. Él, evidentemente, con sus ilustraciones.
Conocía su pintura por una exposición en la sala de una caja de ahorros y por haber visto alguno de sus cuadros colgando de la pared de algún bar de copas. Y conocía algunas de sus originales esculturas por haberlas visto también en algún bar de copas. Y también recuerdo haber mantenido alguna conversación sobre su pintura con mi padre; debo reconocer que más de su agrado que del mío, y sobre sus esculturas, donde si existía coincidencia, es decir, que el agrado era mutuo.
Ahora, José Ríos me ha sorprendido gratamente con unas esculturas realizadas con señales de tráfico, conos de señalización, luces, hormigoneras…, material de obra reciclado, que dan vida a dos enormes pavos reales y a un jardín. Obras que se han instalado en el centro de dos nuevas rotondas, en las inmediaciones de la universidad de esta ciudad en la que habito. Arte al aire libre, a modo de museo abierto, que permite y facilita la convivencia de los ciudadanos con la cultura y contribuye a difundir una imagen vanguardista de la ciudad. Un nexo entre un presente con esbozos de modernidad y el futuro, que supongo germina en la universidad y que espero sepa disfrutar y valorar, más allá de la simple estética, estas obras de arte. Casi un símbolo: la construcción del futuro con un material que percibimos inservible. Como la propia vida.
Afincado en la ciudad en la que habito, compartimos hace 5 años y por cosas del destino las páginas de un libro de relatos de viajes, Caminos de Jaén, de Ediciones RaRo. Él, evidentemente, con sus ilustraciones.
Conocía su pintura por una exposición en la sala de una caja de ahorros y por haber visto alguno de sus cuadros colgando de la pared de algún bar de copas. Y conocía algunas de sus originales esculturas por haberlas visto también en algún bar de copas. Y también recuerdo haber mantenido alguna conversación sobre su pintura con mi padre; debo reconocer que más de su agrado que del mío, y sobre sus esculturas, donde si existía coincidencia, es decir, que el agrado era mutuo.
Ahora, José Ríos me ha sorprendido gratamente con unas esculturas realizadas con señales de tráfico, conos de señalización, luces, hormigoneras…, material de obra reciclado, que dan vida a dos enormes pavos reales y a un jardín. Obras que se han instalado en el centro de dos nuevas rotondas, en las inmediaciones de la universidad de esta ciudad en la que habito. Arte al aire libre, a modo de museo abierto, que permite y facilita la convivencia de los ciudadanos con la cultura y contribuye a difundir una imagen vanguardista de la ciudad. Un nexo entre un presente con esbozos de modernidad y el futuro, que supongo germina en la universidad y que espero sepa disfrutar y valorar, más allá de la simple estética, estas obras de arte. Casi un símbolo: la construcción del futuro con un material que percibimos inservible. Como la propia vida.
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