lunes, 8 de junio de 2009

Preocupación

Debe ser la nota predominante en los dos principales partidos nacionales. Tras la euforia y decepción iniciales, los datos arrojan posos de amargor en la victoria y de dulzura en la derrota. La realidad es tozuda, ha ganado el PP y ha perdido el PSOE, pero las lecturas de los resultados electorales muestran más flexibilidad y evidencian que en política uno más uno no son siempre dos.
Las direcciones de ambos partidos deben estar muy preocupadas. Ambas son conscientes de que las elecciones europeas señalan el fin de un ciclo, pero de quién. En el PSOE saltan las alarmas porque han entrado en una dinámica de perder elecciones, las gallegas, las europeas…, porque son incapaces de movilizar a su potencial electorado y porque los supuestos “referentes” del partido, al margen del ZP, es decir Blanco y Pajín, son un fiasco y la autocrítica continúa en el cajón de las utopías. Sin embargo hay esperanza, porque cuando lleguen las elecciones generales la crisis será historia, porque esperan que el candidato oponente siga siendo Rajoy y porque piensan que si hay voto de castigo se ha recogido ya en estas elecciones.
En el PP saben que esto no da más de sí. Han ganado las elecciones europeas con un cartel electoral que representa lo contrario de lo que defiende Rajoy y su junta directiva dentro del partido conservador, el ala derecha del partido; y a pesar de la crisis y del lógico desgaste del partido en el gobierno sólo han logrado un par de escaños más y unos 500.000 votos de diferencia con respecto al partido gobernante, insuficiente para ganar las elecciones generales. Por un lado quieren dar a entender que Rajoy ha ganado las elecciones, cuando es evidente que no se presentaba, y por otro, apuntan a que ha ganado el ex presidente, que tampoco se presentaba, porque el candidato y la línea de la campaña electoral seguían los planteamientos del sector ultraconservador del partido. La cuestión es si se abrirá la veda y de aquí a final de año habrá nuevo cartel electoral para Moncloa. Sin embargo hay esperanza, porque esta victoria puede ayudar a desgastar más a un gobierno sin respaldo parlamentario y a ganar tiempo para lograr convencer a algún partido nacionalista como CiU para que respalde una moción de censura (que a buen seguro no van a presentar) o para que un gobierno acorralado convoque elecciones anticipadas.
Si miramos al resto de Europa, estas elecciones arrojan curiosas paradojas como que los partidos que representan el sistema responsable de esta crisis han conseguido mayor respaldo en las urnas (más de 100 escaños de diferencia) que aquellos que buscan soluciones a la crisis o que los votantes de izquierdas penalizan a sus partidos por escándalos económicos y por la crisis (caso de Gordon Brown en el Reino Unido) y los votantes de derechas respaldan a sus partidos a pesar de escándalos de corrupción (caso del PP en Madrid y Valencia, en España o caso de Berlusconi en Italia).
Mientras en Europa se dispara la abstención, en España se mantiene el mismo desinterés que hace 5 años por todo lo relacionado con las instituciones europeas. Ni frío, ni calor. Y mientras en Europa avanzan partidos xenófobos (caso británico) o partidos de ultraderecha (caso holandés), en España no hay temor a una irrupción de formaciones políticas de esta índole porque ese espectro ideológico está sumergido en una sola formación política. Para lo bueno y para lo malo.
¿Y los ciudadanos? También preocupados. Los españoles y los del resto de Europa; principalmente los que han ido a votar, porque no entienden que más del 50 por ciento de sus conciudadanos no lo hayan hecho. Y porque cuesta entender que los partidos cuya política económica nos ha llevado a la crisis sean capaces de sacarnos de ella. Europa es azul y el panorama negro. Así que, otra paradoja, miramos a USA y esperamos que The Big Hope se convierta también en la “salvación” para Europa.

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