martes, 12 de febrero de 2019

La lluvia del rock

Yo diría que el sábado por la noche en el Rock States de Jaén estábamos un centenar de privilegiados. Preparados y dispuestos a disfrutar de esa “Lluvia de piedras” que en directo con José Antonio García acompañado por “El Hombre Garabato” es un auténtico chaparrón musical. 
La mayoría, como dice el propio José Antonio García, estamos ya “en la cara B del disco”, algunos en los primeros temas y otros vaya usted a saber; pero aún somos capaces de sentir como hierve la sangre y se agita la cabeza con un buen puñado de temas en la voz y las manos de unos tipos que saben muy bien lo que se hacen. 
Cuando le preguntan dice García que quería hacer el disco de esa música que comenzó a escuchar en su juventud. Y hasta hoy. Esa misma música que en algún momento también nos ha acompañado a nosotros y que de una forma u otra seguimos escuchando porque completa recuerdos y vivencias y porque sigue poniendo ritmo a nuestras vidas. 
Eso tiene mucho que ver con el recorrido vital de cada uno, con lo que aún carga en la mochila y con lo que ha dejado en el camino, pero uno quiere creer que en ese camino estas canciones fueron alguna vez punto de encuentro; ese denominador común que nunca puede reducirse a las matemáticas. 
Hace unas décadas en esta misma ciudad bailábamos pogo con “Conservantes Adulterados” y “Niñatos”. Y ahora José Antonio García nos trae un disco que no nos miente ante el espejo pero nos devuelve la ilusión de aquel tiempo en que soñar era casi obligado. Después ha llovido mucho, en ocasiones piedras, y el tiempo ha cambiado quizás con demasiada frecuencia de dirección.
Cada uno tiene sus temas preferidos en un disco. Yo tengo la fortuna de que uno de los míos sea de los primeros en el concierto, ese “Ángel de mis demonios” que remueve cicatrices pero también nos trae otras resurrecciones. 
Y pronto le sigue “Situación límite”, que para nosotros sigue siendo “Ya no hay luz”, ese homenaje a Conservantes (“la mejor banda que ha dado esta tierra”, grita José Antonio García) que trae a Laura hasta el borde del escenario para que la cantemos juntos hasta donde nos llegan los pulmones y los recuerdos. No nos veíamos desde octubre de 2016, otra noche en otro concierto, en aquella ocasión también en la capital jiennense, en una “Maniobra de Resurrección”. 
Qué les cuento de un concierto donde se mezclan los diez temas de “Lluvia de piedras” con algunos de “Cuatro tiros por cabeza”, a los que se unen canciones como “Cartas en la manga”, “Carne cruda” y “Huellas” de los Cero, y donde aún queda tiempo para “Gilmore 77”, temazo de “TNT” que me lleva a “The Clash” e inevitablemente a la influencia de Joe Strummer en esa gran generación de músicos granadinos. 
Qué les explico de la madurez de un músico como José Antonio García con una voz privilegiada que modula, no la utiliza para gritar como tantos pseudocantantes de ahora, que ha encontrado ese punto de complicidad musical y creo que también personal con esa banda de fantásticos músicos que es “El Hombre Garabato”. 
¿Somos unos puretas apurando esa cara B? Mientras escribo estas líneas se acerca uno de mis piratas y frente a un vídeo de “Guerrero García” me pregunta “¿Ese que es “El Pitos”? No pude llevarlo con su hermano al Rock States porque solo conseguí dos entradas, pero disfrutaron y mucho en diciembre en “La Expositiva”, en Granada, con los mismos protagonistas, en sesión matinal y con un formato más reducido. Tiene 13 años y tiene todo el camino por hacer, pero quiero creer que ya hay alguna línea marcada, que hay relevo y que la lluvia del rock cala.

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