jueves, 31 de enero de 2019

Deyecciones

El uso del lenguaje da para muchos estudios y conclusiones. En cualquier caso a quien sigue utilizando Vascongadas en lugar de País Vasco o Euskadi o denomina golpe de estado a la situación vivida en Cataluña y acto libertario a lo que está ocurriendo en Venezuela se le ve el plumero. 
No es extraño, a fin de cuentas retornamos a un lenguaje beligerante en el que se llama a ‘la Reconquista’, aunque esté financiada con dinero del infiel, moro al fin y al cabo venga de Marruecos o de Irán, y a través de empresas radicadas en patrióticos paraísos fiscales. Y siempre hubo mercenarios, gentes sin principios, diestros en el manejo de las armas y disponibles para el mejor pagador. 
La suciedad mental está ahí y es difícil de limpiar, sobre todo en redes sociales, pero sería de agradecer que al menos mantuviéramos limpia la calle. Es triste que un sábado por la mañana paseando con tu hijo por el centro de Jaén te encuentres una carpa de propagandistas del Apocalipsis y apologistas de ultraderecha, de esos que con la venia municipal creen que la calle es suya y que todos estamos obligados a esbozar un sonrisa y a detenernos a escuchar las barbaridades y mentiras que vomitan por sus bocas. 
“El fascismo, como escribiera Hemingway, es una mentira contada por matones”. 
No estaría de más que el alcalde, como máxima autoridad local, recordase a estos sujetos que esta tierra fue ejemplo de convivencia entre las Tres Culturas y que ese entendimiento entre diferentes lejos de restar siempre suma. 
Incluso podría firmar un bando en pos de esa convivencia y recordando que la libertad de expresión es patrimonio de todos los ciudadanos y no solo de aquellos que tratan de imponer su voz. No todo va a ser regular la limpieza de las deyecciones sólidas y líquidas de los animales. 
Entiendo que el horizonte electoral y el antecedente sentado con el tripartito andaluz hagan creer a más de uno de nuestros gobernantes que la mejor opción es ponerse de perfil y mirar a otro lado para seguir saliendo en la foto y conservar el sillón. Pero harían bien en no olvidar que gobiernan para todos los ciudadanos y que en este tema no hay lugar para las medias tintas y la única línea a trazar es la de la democracia. O se está en el bando de los demócratas o se está frente a él, incubando el huevo de la serpiente y alimentando el monstruo que devastó Europa en el siglo XX. 
Lo que nos faltaba en Jaén es que a la invasión de la vía pública por las terrazas y veladores de los negocios de hostelería, contenedores, chirimbolos y vehículos de concesionarios con licencia para ubicarse en las calles peatonales se sumen carpas de agoreros del negro porvenir y predicadores del embudo cuya única finalidad es arrebatarnos el presente para privarnos del mañana. 
El ayuntamiento puede ser timorato ante futuribles socios de gobierno, pero no debe olvidar su papel como garante de la convivencia y que las calles no se ensucian solo con las deyecciones de los animales ¿O sí?

Mi artículo para SER Jaén, "La Colmena", del 31 de enero de 2019.

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