A la vuelta de la esquina, la vida puede sorprenderte. Y en ocasiones, ni siquiera hay que doblar la esquina. Es cuestión de saber elegir el momento y el lugar. Y el sábado era uno de esos días en que la correcta elección era garantía de una sorpresa memorable.
Ocurrió en la provincia que habito, en Alcalá la Real, en una nueva edición, y van 14, de Etnosur, los Encuentros Étnicos en la Sierra Sur. Podría hablarles de la perfomance “Los libros arden mal”, de Manuel Rivas, una fusión de música y literatura. Un poco larga, a mi juicio, pero una delicatessen para paladares finos, y un buen entrante para lo que vendría después como plato del chef, una muestra inolvidable del mejor repertorio interpretativo de la música cubana.
Pasadas las doce y media de la noche, ya en la madrugada del domingo, los músicos de Cuban Sound Project ocuparon el escenario. Una orquesta cubana, al más genuino estilo de una big band, y heredera de las grandes orquestas cubanas como la Aragón, de conjuntos como el de Arsenio Rodríguez o el de Miguelito Cuní y Chapottín e incluso del legado del Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, y más recientemente, de Adalberto y su son o de Los Van Van, de Juan Formell.
Y acompañada de Pancho Amat, el maestro del tres cubano, y con la presencia de Reinaldo Creagh, que a sus 92 años y pese a disolver La Vieja Trova Santiaguera, por la avanzada edad de sus componentes y su negativa a seguir viajando, ha cruzado de nuevo el charco para ofrecer su inigualable versión de “El paralítico”, del Trío Matamoros, con pasos de baile incluidos (puede que sea su última gran aparición sobre un escenario).
De este lado del Atlántico, el pirata Santiago Auserón, más Juan Perro que Auserón, que rindió emotivo recuerdo a grandes de la música tradicional cubana como Faustino Oramas “El Guayabero” o Francisco Repilado “Compay Segundo”; y la siempre inolvidable Carmen París, interpretando un solo al piano, dentro de la más pura tradición cubana, y ofreciendo ese dúo irrepetible con Auserón para interpretar “25 años”.
Metales, tumbadoras, piano, el tres de Amat…. Descarga incluida como fin de fiesta. Un recorrido, con excepciones, alejado de los temas clásicos de la música cubana, pero rindiendo culto a las variadas formas de interpretación de los maestros cubanos, tanto en la instrumentación como en la interpretación.
Ya, ya se que son muchos los que piensan que la música cubana es sólo salsa y que incluso la confunden con lo que acompaña a muchos guisos, matando el sabor y disfrazando las materias primas. Pero también existen el danzón, el son, el cha-cha-chá la guajira o el guaguancó. Y degustarlo en Etnosur, fue cubanear.
Ocurrió en la provincia que habito, en Alcalá la Real, en una nueva edición, y van 14, de Etnosur, los Encuentros Étnicos en la Sierra Sur. Podría hablarles de la perfomance “Los libros arden mal”, de Manuel Rivas, una fusión de música y literatura. Un poco larga, a mi juicio, pero una delicatessen para paladares finos, y un buen entrante para lo que vendría después como plato del chef, una muestra inolvidable del mejor repertorio interpretativo de la música cubana.
Pasadas las doce y media de la noche, ya en la madrugada del domingo, los músicos de Cuban Sound Project ocuparon el escenario. Una orquesta cubana, al más genuino estilo de una big band, y heredera de las grandes orquestas cubanas como la Aragón, de conjuntos como el de Arsenio Rodríguez o el de Miguelito Cuní y Chapottín e incluso del legado del Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, y más recientemente, de Adalberto y su son o de Los Van Van, de Juan Formell.
Y acompañada de Pancho Amat, el maestro del tres cubano, y con la presencia de Reinaldo Creagh, que a sus 92 años y pese a disolver La Vieja Trova Santiaguera, por la avanzada edad de sus componentes y su negativa a seguir viajando, ha cruzado de nuevo el charco para ofrecer su inigualable versión de “El paralítico”, del Trío Matamoros, con pasos de baile incluidos (puede que sea su última gran aparición sobre un escenario).
De este lado del Atlántico, el pirata Santiago Auserón, más Juan Perro que Auserón, que rindió emotivo recuerdo a grandes de la música tradicional cubana como Faustino Oramas “El Guayabero” o Francisco Repilado “Compay Segundo”; y la siempre inolvidable Carmen París, interpretando un solo al piano, dentro de la más pura tradición cubana, y ofreciendo ese dúo irrepetible con Auserón para interpretar “25 años”.
Metales, tumbadoras, piano, el tres de Amat…. Descarga incluida como fin de fiesta. Un recorrido, con excepciones, alejado de los temas clásicos de la música cubana, pero rindiendo culto a las variadas formas de interpretación de los maestros cubanos, tanto en la instrumentación como en la interpretación.
Ya, ya se que son muchos los que piensan que la música cubana es sólo salsa y que incluso la confunden con lo que acompaña a muchos guisos, matando el sabor y disfrazando las materias primas. Pero también existen el danzón, el son, el cha-cha-chá la guajira o el guaguancó. Y degustarlo en Etnosur, fue cubanear.
Sal de la cueva conejo que llegó tu guaguancó.
ResponderEliminarLe falta algo más de humanización, ligera, pero no está mal el evento.
Jesús, todo es mejorable o susceptible de ir a peor, por ello coviene disfrutarlo ante la imposibilidad de conocer si mejorará o empeorará. Salud.
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