jueves, 7 de octubre de 2021

Aventureros

La percepción es que estamos en una campaña electoral permanente, apenas interrumpida por las elecciones. Una campaña que en otoño se aviva con el ímpetu de los últimos rescoldos del descanso veraniego y luego vuelve a la misma insustancial rutina. La del hámster en la rueda de su jaula. 
Y aún así, son muchos los que quieren entrar en la rueda. Será cierto aquello de la erótica del poder o será que falta alfabetización y por supuesto, cultura democrática. Por ello no debe sorprendernos que en Jaén se agite desde distintas tribunas la formación de una candidatura electoral que aglutine las plataformas surgidas en Jaén, Linares, Úbeda…, bajo el síndrome de la España vaciada. 
Eso de la España vaciada era una denominación acertada, pero de tanto manoseo se ha quedado en casi nada, en el mismo semivacío sobre el que alertaba. De modo que esa hipotética candidatura electoral apenas se sustenta para estos aventureros en el espejismo de Teruel Existe. 
Un espejismo que sirve de coartada y que bien podría ser un cuento de la lechera en el que el lugar del cántaro lo ocupa un número indeterminado de representantes electos y su utilidad aritmética para dar el gobierno a otro con la correspondiente contraprestación. Un cántaro que al romperse nos dejará como legado otro hámster en su rueda. 
No hay ideología, dicen, sólo la defensa de los intereses de la provincia. Lo cierto es que aunque en las plataformas hay personas de variada ideología, no es menos cierto que en alguna de ellas quienes llevan la voz cantante no pueden o no quieren disimular su afinidad ideológica. Y eso da que pensar sobre lo que pueda haber tras la creación de esa candidatura electoral. ¿Desesperación y hastío? ¿Reducción del número de votantes de la fuerza hegemónica en la provincia? ¿Aumentar los minutos de gloria para los que hasta ahora han querido hacer política sin estar en política? 
Es fácil exigir más inversiones para la provincia y demandar infraestructuras, pero la política no es sólo eso, también hay que pronunciarse sobre la reforma laboral, la ley mordaza, la educación, la sanidad, la eutanasia, el aborto, las pensiones, la fiscalidad o la igualdad. Y en estos tiempos de regresión y de riesgo para la democracia hay que hacerlo sin ambigüedad. 
La democracia no necesita aventureros, eso es más adecuado para un movimiento revolucionario donde la mayoría de los ciudadanos ya no tienen mucho que perder y todo por ganar. Necesitamos más democracia, mejorar y cambiar algunas reglas. ¿Queremos mejores políticos? Habrá que ser también mejores ciudadanos. 
 
  Mi artículo para SER Úbeda (Multimedia Jiennense), del 6 de octubre de 2021.

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