No hay cura para la
ensoñación más allá de darse de bruces con la realidad. Y aún así, en ocasiones,
la realidad no es más que otra ensoñación. Hay un lugar en el cual no hay línea divisoria apreciable que separe ese mundo irreal del real, aunque es
posible que haya un espacio para la intersección, donde ambos mundos confluyen
en un territorio que indiscutiblemente podría ser de lucidez.
En todo elogio a la
locura hay sin duda una evocación a Erasmo, pero en lo referente a la poesía yo
hallo la referencia en Panero. Ahora de nuevo me sumerjo en unos versos de
Elogio de la locura, en el poemario “Amorexia”, de Miguel Agudo Orozco, y alzo
la vista sin esperanza de ver, pero buscando esa manada de penas paciendo en el
preámbulo del abismo.
Conocí a Panero en un
psiquiátrico de Las Palmas sin saber que era Panero. Tuve con él una breve
conversación en la que él preguntaba y respondía, hasta que el alboroto causado
por dos hermanos hospedados en el mismo centro nos interrumpió, provocó su
marcha y la ruptura abrupta de aquel monólogo disfrazado de conversación.
Una enfermera me
rescató de mi ensimismamiento. Me contó la historia de aquellos dos hermanos,
pero me mantuvo en la oscuridad respecto al poeta. Tiempo más tarde, ya en
Madrid, las páginas de un diario me revelaron la identidad de aquel locuaz
compañero de pasillo.
Es curioso, porque
pensé que Panero estaba allí de visita como yo. Y sin embargo, años más tarde,
en Jaén, al conocer en la parada del autobús a otro poeta, Manuel Lombardo, creí
que era un loco del centro hospitalario de enfrente. En este caso la
conversación fue diálogo y durante la misma se presentó y quedó aclarado el
equívoco y evidenciado mi ojo clínico en la materia.
Así que desde entonces
evito hacer diagnóstico alguno y si alguien se interesa por mi estado mental,
siempre tengo la excusa de que nací en febrero.
"Cuando ya nada puede hacerse,/ se puede/ perder la cabeza,/ la esperanza,/ encontrarla,/ esconderla y contar hasta cien,/ mirar hacia otro lado/ del abismo,/...". Elogio de la locura, "Amorexia" (2014), Miguel Agudo Orozco.
"Cuando ya nada puede hacerse,/ se puede/ perder la cabeza,/ la esperanza,/ encontrarla,/ esconderla y contar hasta cien,/ mirar hacia otro lado/ del abismo,/...". Elogio de la locura, "Amorexia" (2014), Miguel Agudo Orozco.
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