Hace unos días nos dejaba
Concha Velasco, así que sirva como homenaje el recuerdo de aquel famoso “Mamá,
quiero ser artista”. Un deseo adolescente que, entre otros aspectos, se
reflejaba en eso de querer ser rock and roll star y ahora acaba en el deseo de ser
un chef star. Es decir que, mamá, seguimos queriendo ser artistas, pero de los
fogones.
Ya saben que en Jaén han
brotado las estrellas en eso de la gastronomía y la Guía Michelin se ha vuelto
a acordar de esta provincia tan habitualmente desatendida y de una tacada ha
otorgado 3 de sus estrellas a los restaurantes Radis y Malak, de Jaén, y al
Vandelvira, de Baeza.
Mucho brillo, aunque
conviene no deslumbrarnos, porque esta excelencia culinaria ya existía con o
sin premios, pero estas estrellas nos convierten en un reclamo para un
determinado turismo que ha de venir a Jaén y ha de hospedarse aquí. Como es
sabido en asuntos de comunicaciones y de plazas hosteleras somos deficitarios y
las inversiones para carreteras, ferrocarril o incentivos empresariales ni
existen ni se esperan.
El sentir general es que
para que estas estrellas alumbren otros negocios de restauración que lo hagan
en nuestra tierra, pero a nadie escapa que no se es catedrático con veintipocos
años y que este galardón comienza a parecerse al Premio Planeta.
Sin duda, hay un
importante trabajo y esfuerzo detrás, de los propios cocineros y de
instituciones como la Diputación provincial de Jaén. En este sentido, cabe
recordar la labor realizada en su día por Manuel Fernández Palomino desde el Área
de Promoción y Turismo, que supuso la primera estrella para “Bagá”. Algunos se
suben ahora al carro para salir en la foto y sentarse a la mesa ‘por la
patilla’, pero poco o nada han aportado.
Por ello, es bueno
recordar al propio Pedro Sánchez ‘Pedrito’ o a Marcos Reguera, destacados
protagonistas de esa explosión gastronómica jiennense, a los que se sumaron
otros como Montserrat de la Torre y Antonio Cristofani y su “Cantina La
Estación”, de Úbeda; Juan Pablo Gámez y “Los Sentidos”, de Linares, o Juan Aceituno
y su “Dama Juana”, segunda estrella Michelin de Jaén.
Sin olvidar, entre otros,
a pioneros como el “Nelson”, el “Pilar del Arrabalejo”, con los queridos Ana y
Pepe Pozo, “Casa Pepe” y el “Támesis”, en Jaén; “La Sarga”, de Cazorla, o “Juanito”,
en Baeza. Y a quienes presentan candidaturas futuras como el “Bomborombillos”,
de Joaquín Machuca.
Procuremos no cegarnos,
las verdaderas estrellas están en el cielo o en el fondo del mar. Las otras son
relativas. Y aunque hayamos asistido a una lluvia de ellas en San Ildefonso, no
olvidemos que las Perseidas de San Lorenzo son denominadas también ‘lágrimas”. Y
Jaén será tierra del ronquido, pero para el llanto le sobran los motivos.
¡Bon apetit!
Mi artículo para SER
Úbeda (Multimedia Jiennense), del 14 de diciembre de 2023.
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