Contra la barbarie. Siempre contra la barbarie. Pero entendámoslo o al menos intentémoslo por una vez; no es una cuestión de patrias, banderas, etnias o creencias, es una cuestión de negocio y poder, que se reviste con y de lo anterior para alimentar los más bajos instintos y hallar justificación y el caldo de cultivo de la ignorancia. Más educación, más cultura, más diálogo y tolerancia. La palabra, siempre la palabra, frente a las armas y el dinero. Sus guerras y sus negocios nos traen muerte y dolor. Hoy a Francia, ayer a Siria y mañana...
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