No
es fácil maridar. Y menos cuando se trata de unir en armonía palabras e
imágenes en un tiempo en el que las segundas se imponen a las primeras.
El
compañero plumilla, Jorge Pastor, ha dejado por un momento las palabras a dos
orfebres del verso, las poetas Carmen y Dori Hernández, y ha optado por atrapar
al personal desde su mirada ciclópea.
No
concibe la fotografía sin el protagonismo humano. Asumiendo consciente o
inconscientemente que en cada click atrapa un instante de una vida que ya es pasado y que
aun así la imagen habita en el presente.
Y
ha querido arropar a sus personajes con un manto de palabras bordadas, de esas
que prendidas en el papel, sin abandonarlo, son capaces de prender también en
recónditos parajes de nuestra geografía interior. En cielos e infiernos. En
vergeles y páramos. En aquellos territorios donde se cruzan los sueños y las
sombras y dejan un trazo de lo que fue y de lo que no pudo ser.
Ante
los versos y las fotografías surge espontánea y natural la duda sobre el
proceso creativo, si fue antes la gallina o el huevo. Si la cría rompe las
paredes calcáreas para liberarse o por el contrario es el huevo el que se
resquebraja para ofrecer la libertad a la cría.
Parece
una nimiedad, pero la simplificación o complejidad de ese proceso creativo otorga
un valor específico al resultado final. No es lo mismo abordar la imagen desde
las palabras o las palabras desde la imagen que hacerlo de forma simultánea. Porque
esa simultaneidad en el proceso creativo, reconocida por el propio autor, avala
el maridaje de fotografía y poesía, lo libera de artificios y desde la
naturalidad lo conduce a la armonía.
El
resultado es un bocado para paladares exquisitos. “Art mariage”.
Foto.- Acceso a la exposición "Art mariage", presentada en el Palacio Abacial (Alcalá la Real), en Etnosur 2mil14.
No hay comentarios:
Publicar un comentario