sábado, 20 de septiembre de 2025

Inevitablemente, 091 en el Zaidín Rock

 


Eso de la necesidad de que transcurra el tiempo es algo que cualquier seguidor de los de antaño de los Cero tiene más que asimilado. Ha vivido con ello durante dos décadas, alternando ilusión con esperanza, incluso quizás con un exceso de optimismo, que, sin embargo, al final obtuvo su recompensa con una, no por menos deseada, inesperada resurrección.
Una vez más el tiempo ha transcurrido, y lo que iban a ser 42 años se convirtieron en uno más, porque el año pasado la lluvia decidió que 091 y sus seguidores deberíamos esperar ese año más, inevitablemente, para disfrutarlos en el escenario del Zaidín Rock. Así que 43 años más tarde, ahí estuvieron en ese festival que ya es leyenda en Granada.
Justo nada más entrar al recinto suenan los primeros acordes de “Man with harmonica”, de Ennio Morricone. Al escucharlos es inevitable ver a Charles Bronson apretando los dientes y la mirada gélida de Henry Fonda. Pero también es inevitable pensar que es el preámbulo para que los Cero pisen el escenario. Así es y así será, pero sólo cuando suena “Zapatos de piel de caimán” es el momento de enloquecer, de dejarse llevar.
La media de edad de los asistentes es muy alta. Lo seguirá siendo, porque ellos y nosotros peinamos canas. Y hemos sobrevivido. La voz de ‘El Pitos’ ya no es la que era y ya no lo será nunca. Da igual, porque en ese escenario de inevitabilidad es algo que se acepta con naturalidad. Como un tributo a ese paso del tiempo, como lo inevitable para permanecer arriba y abajo del escenario.  
No somos una secta, pero somos adictos, ceroadictos, e, inevitablemente, un directo de 091 es un chute de energía. Una forma de saber que seguimos vivos y que el rock de los granadinos sigue haciéndonos vibrar y evita que caigamos en un letargo de conformismo, pero también de autocomplacencia.
No los había escuchado en directo tras la incorporación de Víctor Sánchez en sustitución de ‘Chico’ Lapido. Pensaba que lo de Víctor iba a ser algo puntual, pero da la sensación de que va a ser el quinto hombre de la banda. En una formación clásica, sin teclados, que es la que se presentó en el Zaidín. Y que es mi predilecta.
A la espera del nuevo disco, rodeado de demasiados rumores y escasas certezas, que si diciembre, que si nueva discográfica…, sonaron más canciones de las deseables de “La otra vida”, pero también sonaron bastantes de las habituales, esas que son un credo para los viejos ceromaniacos. Y aunque faltó más de una, no hay peros, no hay reclamación posible, porque fue un concierto generoso, más extenso de lo habitual en un festival; aunque la paradoja es que supo a poco, porque con los Cero, inevitablemente, siempre quieres más.

 

lunes, 8 de septiembre de 2025

A veces la vida vuelve

 


A veces la vida vuelve. O una parte de ella que tenías aparcada, pero que no te abandona porque forma parte de tu bagaje, de eso que llevas en tus alforjas. No importa si ha pasado mucho o poco tiempo, no importa si lo viviste con intensidad y ahora, aunque siga ahí, ocupa un segundo plano. Está ahí; y siempre va a estar ahí.
¿De qué les hablo?, de una de mis debilidades: la música. Y en concreto, la música cubana. No sé cuántos discos tengo de música de la Isla. Tampoco los libros que tengo o los que leí sobre la música de allá.
Confieso que algunos de esos discos estaban en el olvido. Almacenaban polvo por la falta de escucha. Aunque ese olvido no implica, ni puede llevar anexo nunca, desapego. Amo esa música, lo mismo que la literatura de Cuba y la propia Isla.
Y por mor de las circunstancias, la semana pasada eso volvió a removerse en mi interior. Un encuentro sobre la conexión del jazz y la herencia cubana, organizado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en su Sede Antonio Machado de Baeza (Jaén), donde laboro, me puso en contacto con músicos cubanos y con personas que compartían esa pasión.
Conocí y conversé con Ariel Brínguez, Rodney Barreto e Iván ‘Melon’ Lewis. Y sobre todo les escuché. En la jam session que nos ofrecieron con alumnos del encuentro en el Café Teatro Central de Baeza y en el concierto que Ariel e Iván nos brindaron en la UNIA, para compartir su Alma en Cuba.
La vida es un cruce de caminos, donde debemos dar espacio al intercambio; en mayor o menor medida, con desigual acierto. En mi conversación con Ariel hablaba de 'Los Fakires'; una agrupación musical de Santa Clara (Cuba) en la que participó su abuelo, también saxofonista. De hecho, fue su director y uno de sus fundadores. El soplo me lo había dado su mánager, Nuria Becerra.
Le dije a Ariel que creía que tenía un disco de 'Los Fakires'. Pero no estaba seguro. Podía haberlo comprado, tenido en las manos y no haberlo hecho. Podía haber leído sobre su edición o haber escuchado o leer a alguien reseñarlo.
El caso es que estuve dándole mecha al magín intentando visualizar la portada del disco. Y, emulando a Arquímedes, proclamé (eso sí, recatadamente) mi particular ¡eureka!. La carátula era una imagen de 'Cascarita', voz de la agrupación que luego pasó a quinteto y creo que más tarde, en su último tiempo, a cuarteto. Y lo tenía. Lo tengo entre esos discos que almacenaban polvo.
Lo busqué, esperando que tuviera libreto en el que referenciase al abuelo de Ariel. No había libreto, ni referencia. Sólo ese cd, que como tantos otros, como la música, en general, nos trae a nosotros lo que no vivimos, lo que no conocimos, pero que ahora podemos escuchar y conocer para aprender y/o disfrutar. Los puentes tendidos que en una intersección de caminos nos abre la vida.
Y en ese regreso, que es un reencuentro, he vuelto a abrazar la música de la Isla.



jueves, 22 de mayo de 2025

La intrascendencia del figurante

El calendario es, en ocasiones, caprichoso. Y este año ha querido que en Jaén coincidan dos eventos en el tiempo. Dispares, pero relevantes en su ámbito, como son Expoliva y la Feria del Libro. Uno, en el corazón de la ciudad, y otro, en la periferia.
En ambos casos, si se han informado sobre ellos, habrán notado algo que no es nada nuevo. De hecho, es reiterativo y sus responsables son tanto los políticos como los medios de comunicación; o lo que es lo mismo, los figurantes y los difusores de esa figuración.
Cualquier evento se ha convertido en una excusa para el desembarco de representantes políticos, tengan o no que ver con el acontecimiento en cuestión. Y da igual que esos políticos pertenezcan al partido que gobierna una institución o a la oposición. Van a por la foto. Y no tienen pudor en dejar en un segundo plano a los verdaderos protagonistas del evento con tal de figurar.
Algunos de los figurantes pretenden, además, ser graciosos, tirando de la consabida chanza: “Para que me vea mi madre”. ¡Criatura, si tu madre te tiene muy visto! Casi tanto como nosotros, los sufridos ciudadanos.
Los políticos no van a renunciar a ‘salir en la foto’, así que son los medios de comunicación los que deben dar el paso, ser valientes y acabar con esta práctica que, salvo excepciones, nada aporta a lo noticiable. Es decir, apostar por la información y prescindir de la propaganda. Hacer periodismo en lugar de caja.
Esa foto tan deseada por los políticos se circunscribe a la irrelevancia más que al hecho informativo. Si se hiciera un análisis pormenorizado de ropajes, lenguaje corporal y gestual, los fotografiados saldrían, en líneas generales, muy mal parados. Prueben a hacerlo, observen varias fotos de eventos, en las que por cierto van a ver como repiten algunos de los figurantes, y no dejen de tomar nota de posturas y posición de las manos. Les aseguro que, al menos, esbozarán una sonrisa.
Comprobarán también la intrascendencia de la instantánea. La levedad del figurante.

Mi artículo para SER Úbeda (Multimedia Jiennense), del 22 de mayo de 2025.

sábado, 19 de abril de 2025

Jueves Santo

La Jaén que fue deja los posos de la memoria, lugares de referencia y los supervivientes que se mezclan con rostros y recuerdos de los ausentes.
Salgo este Jueves Santo por causas sobrevenidas y para estirar las piernas ante mi inminente reclusión en my house.
Veré salir a la Veracruz, una de las cofradías de uno de mis abuelos que tuvo la fenicia ocurrencia de hacer cofrades a los guardias civiles de toda España, porque uno de mis filios, paradojas de la vida, ha decidido desfilar esta Semana Santa en las filas de la Legión romana; y no precisamente para conquistar las Galias.
Quien me conoce sabe que mi fe reside en los seres humanos y que levanto la vista al cielo, sin despegar los pies del suelo, para soñar e imaginar las cometas volar.
Respeto las creencias ajenas, pero soy consciente de los caminos entrecruzados de lo religioso y lo pagano en celebraciones como la Semana Santa, que, además, en los últimos tiempos se ha inclinado a lo frívolo. No por ello deja de ser espacio para el encuentro y el reencuentro. Para mí en las procesiones de la Semana Santa de Jaén siempre prevaleció la plasticidad y la estética. Era un tiempo de disfrutar de ello y de amigos y conocidos.
Hoy no ha sido distinto. Ambiente en las calles del casco antiguo y reencuentro con los de aquí y los de allí, los de aquella Jaén que fue. Hallo a Marcos Gutiérrez Melgarejo y junto al afecto de años compartimos recuerdos y anécdotas de los que ya no están. Se suman al encuentro Rafa Palomino y Pilar, e, inevitablemente, surgen vivencias de su hermano Carmelo y de mi padre, de Luis 'Millones' y de algunos de los ausentes que siempre eran protagonistas en estas fechas.
Asevera Rafa, y acierta, que ya no hay personajes como ellos en Jaén. De esos personajes que eran, también y de alguna manera, señas de identidad de la ciudad y parte de su paisaje, de "los que veías en la calle".
Las calles siguen ahí. Y el bullicio de los festejos. Conviviendo con una memoria que se pierde y se difumina según nos vamos despidiendo. Nos agarramos a ese poso, contemplando un clavel, como aquellos del Abuelo que cada Viernes Santo dejaban en casa de mi abuela MamaConcha, cuyo color rojo simboliza la sangre derramada de los inocentes. Esa misma sangre que, desgraciadamente, fluye como un manantial.

Foto: Clavel en un vaso de cristal a modo de adorno en la Peña Flamenca de Jaén.


domingo, 13 de abril de 2025

Entre vinilos


Hoy tocaba ir a comprar una 'chuche' y disfrutar de ese día que las tiendas de discos han convertido en una cita festiva para aquellos a los que nos gustan la música y los discos, el Record Store Day. A las ediciones especiales en vinilo, tiendas como Marcapasos y Discos Bora-Bora en Granada les han sumado desde hace años una programación musical durante la jornada.
En Jaén, aunque en los últimos tiempos a muchos se les llena la boca presumiendo de oferta cultural (sin importar la calidad, of course) y repitiendo como un mantra acusador eso de menos mal que "no hay ná", no hay tiendas de discos y no podemos disfrutar de una fiesta similar. Tampoco hay una sola sala decente para conciertos, pero, bueno, y al hilo de la Semana que se avecina ¿seré yo, maestro?
Menos mal que nos queda Graná. Por cuestiones que no vienen al caso he llegado más tarde de lo previsto, pero, aún así, pisaba a tiempo Bora-Bora para escuchar un par de piezas de Carlos de Jacoba, con la tienda llena de gente disfrutona. Previamente, había pasado por la puerta de Marcapasos, donde Sr. Chinarro ha llenado hasta en la calle y pese a la lluvia. He vuelto, para, desde la rúa, escuchar también, curioso, las dos últimas canciones.
Y a continuación, la sorpresa. DJToner, Alfonso Alcalá, Rafa Martínez y 'nuestro' Sergio Albacete. 3 grandes intérpretes y un mago en la mezcla que han sido el mejor aperitivo para la cerveza.
Los 'vientos' de Sergio Albacete soplan desde hace tiempo de Torredelcampo a cualquier lugar de Andalucía y fuera de ella. Inmerso en numerosos proyectos, incluso docentes, lleva su maestría por esos cielos sin abandonar el nuestro. Y, además, hay que reseñar lo buen tipo que es. 
Hoy estaba parlanchín y he saboreado sus 'conversaciones' con el contrabajo y, de manera especial, con el trombón. Le daba a la lengua con el 'aire de Jaén' y uno sentía orgullo por el amigo y por el privilegio de la escucha en directo. 
Barruntaba después, a solas en la Malvasía, sobre el placer de lo inesperado y sobre nuestra torpeza, puede que incapacidad, para apreciar la grandeza más allá de las miradas al ombligo.

miércoles, 26 de marzo de 2025

El perro del hortelano



Es agotador. Me dirán que es el modus operandi habitual. Y no lo voy a discutir. Les imagino conocedores del asunto y de no ser así, les hago un relato breve, por aquello de no agotarles también.
El artista multidisciplinar José Ríos está pintando un mural en la pared de un solar junto a la catedral de Jaén, en pleno centro histórico de la ciudad. Y a raíz de eso hemos conocido la aprobación de un proyecto para embellecer ese espacio abandonado, que lleva años contaminando el entorno paisajístico del templo catedralicio.
Como saben, la seo jiennense pretende desde hace algún tiempo ser reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad y uno de los impedimentos es el estado de conservación de su entorno. 
Hasta aquí, dirán, bien. Lo sorprendente es que el proyecto fue aprobado por el equipo de gobierno municipal del PP y Jaén Merece Más y ahora, gobernando PSOE y Jaén Merece Más por la moción de censura presentada a final del año pasado, los populares atacan el proyecto, que va más allá del mural.
Como resultado de ello, y, como por desgracia, era previsible, el disparate se ha consumado y a la actuación del PP se ha sumado un cúmulo de disparates en redes sociales; ese estercolero del siglo XXI en el que cualquier analfabestia se cree magíster.
La ausencia de respeto por el artista es algo recurrente en nuestros días, pero ahora algunos se permiten, también, decirle que es lo que debería haber pintado en lugar de esa vegetación y ese claustro maravilloso, muy en línea con el entorno, que Ríos está creando en esa pared sin vida hasta ahora.
Me consta la implicación de José Ríos con la ciudad de Jaén, su asesoramiento en diversos temas y sus propuestas a los distintos equipos de gobierno municipal, tanto del PP como del PSOE y mixtos, para embellecer la ciudad; con una especial mirada al casco histórico de la ciudad, entre otros, en el eje de Martínez Molina a los Baños Árabes, y siguiendo el ejemplo de ciudades europeas que han sumado a ese embellecimiento, modelos de regeneración urbanística y nuevas fuentes de ingresos.
Me duelen por tanto los ataques desde el desconocimiento, atribuyendo, entre otras cuestiones, una cifra como pago por esa obra de arte que en realidad corresponde al monto del presupuesto de la actuación global en el solar, cuyo resultado habrá que evaluar cuando finalice. Y, sobre todo, me molesta que un partido político en función de sus volubles intereses no tenga el menor pudor en situar en la diana a un artista. Ni tienen un modelo para esta ciudad ni les interesa nada de ella, salvo el bastón de mando. Pero ni comen ni dejan comer, como el perro del hortelano.



Mi artículo para SER Úbeda (Multimedia Jiennense), del 24 de marzo de 2025.

sábado, 8 de marzo de 2025

La película de Dylan


Procuro no leer las críticas antes de ver una película que realmente me interesa, aunque no siempre lo consigo. Con "Un Completo Desconocido", la de Dylan, no he podido evitarlo, y reconozco que he leído varias críticas antes de verla. Y lo que es peor, había leído los comentarios e impresiones de amigos y conocidos que ya la habían visto; algunos de ellos reconocidos seguidores de Dylan, que manifestaban su entusiasmo con la película.
Así que deambulaba sobre el hilo, cual funambulista sin red, entre las expectativas generadas que luego no se cumplen y esa dicha que sólo se alcanza en contadas ocasiones cuando la expectativa se muestra real.
No voy a disertar sobre lo que es el cine, lo que fue o lo que debería ser; sólo diré o recordaré que el cine, o al menos algunas películas, nos emocionaba.
"A Complete Unknown" me ha emocionado. Desde las primeras notas ya he notado un cosquilleo interior y las primeras imágenes abrían la tapa de los recuerdos.
¿Hay errores? Por supuesto, algunos groseros; y a mí entender, innecesarios. Pero eso es secundario. Me quedo con el resto, incluida la formidable interpretación de Timothée Chalamet.
Al terminar la película estaba sentado en un muy confortable sillón, ya con las luces encendidas, leyendo los créditos y escuchando la que para mí es la mejor canción de la historia del rock. Mi cuerpo estaba allí, pero mi mente volaba décadas hacia atrás; eso sí, ha vuelto a tiempo para escuchar otra de las canciones más emblemáticas del Viejo Bob, ya sin créditos.
Ahora estoy sentado en el sofá de mi casa, escribiendo esto y dejando que por mi cabeza pasen imágenes y canciones de la película. Y con unas confesables ganas de subir, poner un disco y escuchar esa canción mientras veo el vinilo girar como un carrusel de sueños; como un canto rodado.