domingo, 29 de noviembre de 2015

La bicha

Algunos dicen que es mejor no mentarla. Por aquello de asociarla al mal y a la perdición del Paraíso. Aunque la realidad es que el pobre bicho no tenía opciones. Le habían otorgado de antemano el papel y lo único que podía hacer era una interpretación de categoría que quedara para la eternidad. Y no hay duda de que lo consiguió. 
Si su oferta era aceptada, como así fue, quedaba señalada para siempre como símbolo del mal. Pero en caso de no haber sido aceptada, algo no previsto por los guionistas, hubiera pasado a la posteridad como símbolo de la derrota. Es decir, como lo de elegir entre susto o muerte. 
Sin embargo la manzana no salió tan mal parada. Ni de esta ofrenda, ni de la de Blancanieves. Tal es así que le reservaron papel protagonista en la teoría de Newton y en la hazaña de Guillermo Tell; aunque es cierto que con desigual suerte, ya que del héroe suizo recibió un flechazo. 
Y lo de Adán y Eva, juzguen ustedes. Algunos, demasiados, heredamos aquello de ganar el pan con el sudor de la frente, pero otros, no solo han vuelto al Paraíso sino que además han ampliado las instalaciones. 
A mi padre le gustaban las bichas, como llaman a las serpientes en la tierra que habito. Decía que le traían suerte. Como otros lo dicen de las ranas, los búhos o de los elefantes; eso sí, solo de los elefantes que tienen la trompa hacia arriba; para lo que sin duda Freud encontraría rápida explicación. 
El caso es que las serpientes o las bichas no gozan de buen cartel. Será por las connotaciones bíblicas y por eso de arrastrarse sobre su viente y su lengua bífida. Características comunes a otras 'serpientes' de dos patas/piernas que muestran gran habilidad para reptar y en la doblez de su lengua. Respecto a la capacidad venenosa, daría para un extenso estudio, ya que es sabida la existencia de una amplia variedad de especies de serpiente carentes de ella y en cambio, es conocida la numerosa población de otras 'serpientes” que se exponen a una muerte segura en caso de morderse, accidentalmente, la lengua. 
Ignoro que suerte puede otorgarte una serpiente. Más bien la fortuna se hallará en que no te asfixie o no te muerda. Porque lo de la manzana a estas alturas resulta difícil de creer. Por mucho que predominen las pícaras viborillas frente a pitones o mambas negras.

sábado, 21 de noviembre de 2015

La oscuridad de las palabras

Las palabras no mienten. Somos las personas quienes las convertimos en huecas, en palabras vacías. Somos las personas quienes las utilizamos fuera de contexto o las desposeemos de su significado por conveniencia.
Siempre están a nuestro alcance y nos enseñaron a emplearlas correctamente. Incluso aprendimos a hacer uso de la metáfora para decir lo mismo de distintas formas. 
Pero las empleamos de manera interesada y las hacemos caducas. Convertimos el hasta pronto en un adiós, el sí en un no, el siempre en un nunca y el quizás en el instrumento del engaño, del autoengaño.
Sobre el quizás se sustenta la esperanza que lleva a la desesperanza y se levantan los sueños que saben a fracaso. Y el todavía ya es ayer, para hacer de la prudencia la máscara del idiota y de la paciencia la señal de la indiferencia. 
Vapuleamos las palabras, las manipulamos para conformar el argumento de la justificación y desprovistas de sentido las sumimos en la oscuridad. 
Apagados los candiles, descubrimos que tras los cristales cohabitan el silencio y el mundo interior. Y al otro lado de la ventana caen las primeras gotas de lluvia, preámbulo del frío, la nieve y el hielo. Como la vida misma.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Las islas imaginarias

Todavía hay quien sale a buscar islas imaginarias. Un viejo anhelo de los desencantados con la realidad. Aquellos que sueñan con pisar tierra firme para mitigar el escepticismo al que conducen las preguntas sin respuesta.
La media cáscara de nuez, con un palillo a modo de mástil y un trozo de papel como vela que invita al viento a impulsarla, ha abandonado las manos infantiles para convertirse en un sólido barco que desde el embarcadero de la imaginación parte a navegar por océanos y mares. 
Hoy más que nunca queremos ser como Corto Maltés, incluso ser él, para guiar el timón con mano firme, adivinar la dirección del viento por el dibujo de las olas y alcanzar una de esas islas. 
Es una búsqueda desesperada. El intento de hallar un refugio temporal para resistir el día a día y soportar sin doblegarse cada amanecer. 
Porque al caer la noche, con los pies hundidos en la arena y el sabor de la sal mezclándose en la boca con algún licor, apuraremos la botella que lo contiene y la estrellaremos contra las rocas para evitar la tentación de que aprese las palabras y las lleve al continente real más cercano. 
Consumiremos días y noches en esa búsqueda. Y sí, pisaremos islas de oscuras selvas donde no se halla lo perdido; islas de tierra de fuego que te abrasan las entrañas sin tocar la piel e islas de hielo que necesitan mucho ron para derretirse. 
Cada isla es y será un espejismo. Y aún así nos hace debatirnos entre la duda de construir puentes o quemar el barco. Y esa incertidumbre es la que guía la búsqueda y la dota de una razón de ser.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El momento y la hora

Ha llegado el momento de volver a tomar la calle. De hacer oír la voz de la sociedad. Y de nuevo, clamar contra la guerra. 
Es la hora en la que la sociedad civil ha de reclamar una oportunidad para la paz. Si ponemos los muertos, si es nuestra sangre la que se derrama, si padecemos el dolor y el miedo, si golpean en el corazón de nuestras ciudades y la respuesta de nuestros gobernantes es la violencia, el ojo por ojo, debemos reclamar y defender nuestro derecho a expresarnos. Estamos obligados a demostrar el valor y el peso de la palabra frente a las armas. 
Ha llegado el momento de volver a pisar las calles. De gritar contra los de aquí y contra los de allí. De denunciar que ni aquí ni allí hay 'daños colaterales' sino víctimas inocentes, personas que mueren o son heridas por acción de los señores de la guerra, los que portan las armas y los que las disparan desde los despachos de Occidente y Oriente. 
Es la hora en la que la sociedad civil debe desenmascarar a los gobernantes de doble lengua y medias verdades, a los responsables de regar con sangre ciudades y desiertos como parte de una transacción comercial en la que la balanza siempre se inclina por el peso y valor de los petrodólares, los diamantes, el coltán, el gas..., el negocio y el poder. 
Ha llegado el momento de abrir las grandes alamedas. De caminar en una misma dirección para aplicar la pedagogía necesaria a este viejo Occidente que se desangra renegando de sus orígenes y conculcando el Estado de derecho y a ese nuevo Oriente, que en realidad es tan viejo o más que ese Occidente, con sus sistemas feudales y sus reminiscencias tribales. 
Es la hora en la que no vale el silencio. Cuando tampoco sirve mirar para otro lado y esperar que sea el otro el que dé el paso. No caben excusas, ni justificaciones. No hay lugar para la apatía o la pereza. 
Estamos en nuestra encrucijada. ¡NO A LA GUERRA! Es tiempo de democracia y libertad.
Ha llegado el momento y la hora.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿Dónde está la gente?

La cita era el domingo a las doce de la mañana en la Plaza de las Batallas. Es verdad que nadie está obligado a acudir, pero mi sensación es que había muy pocas personas.
Y de esas personas que estaban concentradas para manifestar su rechazo y su pesar por los asesinatos terroristas de París, un elevado número eran políticos.
Si, ya sé que estamos en precampaña electoral. Y que algunos aprovechan cualquier acto para salir en los medios de comunicación. Pero no sé qué valor tiene su presencia en estos actos donde deberían estar a título personal y no como políticos; y ejerciendo.
Qué cómo sé que no estaban a título personal. Obvio, en tal caso no vas con tu gabinete de prensa. Por estar estaba hasta el alcalde, que ahora que se va no tiene prisa por desaparecer de estos actos.
Esa presencia masiva de políticos y la ausencia notable de jiennenses nos hizo a varios compañeros allí presentes plantearnos la siguiente cuestión, ¿la gente no va a este tipo de actos porque van los políticos? O planteada de otra forma, ¿entendemos que estos actos deben protagonizarlos los políticos en sustitución de la sociedad civil?
Y puestos a hacer examen de conciencia ¿qué responsabilidad tienen los medios de comunicación en ello?
En esta cita, a mí me interesaba más escuchar al ciudadano que al político. Pero la realidad es que la prensa busca primero al político y luego, para rellenar, al ciudadano.
Claro, que para opinar y para participar es importante estar. No vale con sentarse en el sofá de casa y lucir avatar de la bandera francesa en las redes sociales.
Así nos convertimos en una ciudad muda o como poco, tartamuda. Una ciudad adormecida, sumida en un letargo que aceptamos plácidamente.
Nos convencemos de que podemos hacer poco o muy poco y de que cuando hacemos algo, no vale para nada. Pero ya que no logramos que nos escuchen, al menos que nos vean.
El lunes se convocó otra concentración a la misma hora y en el mismo lugar. También en otros puntos de la ciudad. Sin comentarios.
¡Vive la Liberté!

Artículo emitido en SER Jaén, "La Colmena", el 18 de noviembre de 2015.


domingo, 15 de noviembre de 2015

La barbarie

Contra la barbarie. Siempre contra la barbarie. Pero entendámoslo o al menos intentémoslo por una vez; no es una cuestión de patrias, banderas, etnias o creencias, es una cuestión de negocio y poder, que se reviste con y de lo anterior para alimentar los más bajos instintos y hallar justificación y el caldo de cultivo de la ignorancia. Más educación, más cultura, más diálogo y tolerancia. La palabra, siempre la palabra, frente a las armas y el dinero. Sus guerras y sus negocios nos traen muerte y dolor. Hoy a Francia, ayer a Siria y mañana...

jueves, 12 de noviembre de 2015

El adiós de Don Nadie

Se va uno de vacaciones y a la vuelta le han convocado unas elecciones. Generales y anticipadas. 
Este gobierno del triste Rajoy no ha tenido bastante con los recortes en sanidad, en educación, en cobertura social, en sueldos, en becas... Y ha optado también por recortar la ilusión de las navidades para darnos las fiestas con los resultados de las urnas y el previsible mercadeo para gobernar. Tiempos de usura y miseria política en los que los fariseos son Albert Rivera y su Ciutadans. 
Eso sí, por una vez Jaén gana con esta convocatoria. Porque aunque a tramos y con décadas de retraso nos van abriendo kilómetros de autovía. Y Úbeda y Baeza, las ciudades renacentistas, sueñan con un nuevo renacimiento, menos artístico pero más crematístico. 
Y también gana la capital. Jaén es la nada, así que no es extraño que las listas las encabecen los nadie. Y a la ciudad le ha tocado la lotería de forma anticipada con el anuncio de que el actual alcalde irá de número uno en la lista del PP y abandona la alcaldía. 
Salvando las distancias es como el desbloqueo entre Estados Unidos y Cuba. La esperanza del fin de la parálisis de los proyectos para Jaén pendientes del acuerdo entre Ayuntamiento y Junta de Andalucía. 
Dice adiós Fernández de Moya, que probablemente ha sido el peor alcalde de esta ciudad en este período democrático. Un nefasto gobernante, en el fondo y en la forma, que como tantos políticos ha hecho de la política un empleo. 
El nuevo alcalde será Javier Márquez, actual concejal de Urbanismo, cuyas maneras y predisposición al diálogo y al acuerdo vaticinan mejores tiempos para la ciudad. 
En esta ocasión lo que pierde Madrid, lo gana Jaén.

 Artículo emitido en SER Úbeda el 11 de noviembre de 2015.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

El legado de la incertidumbre

Afirma el escritor Andrea Camilleri (Babelia, El País, 7 de noviembre de 2015) “...y estoy dejando en herencia a mis nietos y a mis bisnietos la incertidumbre absoluta sobre su futuro”.
La verdad es que el escritor italiano nos deja la certidumbre de su obra, no solo a sus nietos y bisnietos, también al resto; y la certidumbre del compromiso. En la línea de otros grandes escritores y creadores de Italia, como, por citar a algunos, Roberto Saviano o el desaparecido Leonardo Sciascia. 
La afirmación de Camilleri corresponde al ámbito de ese compromiso, a sus ideales de izquierda y al escepticismo sobre la política. Contemplando la vida desde la atalaya de los 90 años. Y demostrando que los intelectuales, por lo menos algunos, probablemente los de siempre (no hay que olvidar las críticas públicas de Camilleri a Silvio Berlusconi, al que tildó de “bufón delirante”, cuando el empresario gobernaba o desgobernaba en Italia), no están desaparecidos, ni en Italia, ni en España (ahí están por ejemplo, Emilio Lledó o José Manuel Caballero Bonald) y siguen siendo referentes y faros imprescindibles para arrojar luz entre tanta oscuridad. 
La incertidumbre es connatural al ser humano. Vivimos sumidos en ella desde el momento de nuestro nacimiento y va inevitablemente ligada al futuro, con la excepción de la muerte; la única certidumbre.
Nuestras preguntas sin respuesta son evidencia de esa incertidumbre. Incluso las preguntas con respuesta nos conducen a nuevas incertidumbres. Y en ese espacio de la duda, habitamos. Unos con más incertidumbre, y por tanto, con mayor número de interrogantes, y otros sin apenas necesidad de plantearse cuestiones. 
Así que más allá de lo material, de lo tangible, es innegable que la incertidumbre es parte de nuestro legado. De cómo lo administramos dependen nuestra forma de vida, nuestra forma de relacionarnos con las personas y nuestro entorno, lo que somos y en lo que nos convertimos. Y nuestra herencia para los que nos suceden.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

La ciudad de los muertos

No entiendo el culto a los muertos, ni comparto determinadas creencias, pero desde que murió mi abuela en 2008 cada primero de noviembre acudo al cementerio de San Eufrasio a llevarle flores al panteón familiar. 
Y cada año siento la misma vergüenza e indignación ante el lamentable estado de ruina y abandono del cementerio. Zonas valladas impidiendo el paso por temor a derrumbes, panteones semiderruidos, lapidas rotas... Hasta estudiantes de Medicina en busca de huesos. Una muestra de que en esta ciudad no se respeta ni a los muertos. Lo que no debe extrañarnos dado el trato que se da a los vivos. 
No deja de ser una paradoja que solo presente un buen estado la fosa 702, donde se levanta el monumento a las víctimas del franquismo. 
Y no valen excusas. Hablamos de un BIC, un Bien de Interés Cultural, que ahora solo se abre entre los últimos días de octubre y los primeros de noviembre para cumplir con la tradición. Y el resto del año permanece cerrado por ruina. 
Las asociaciones Iuventa y Patmos presentaron un proyecto para convertir el cementerio en un parque y poder mostrar así su patrimonio histórico y artístico, como ocurre en ciudades como Roma, París o Viena. Era y es una solución, una buena solución. Pero... 
El alcalde repartía las culpas del estado del cementerio entre la Iglesia católica, como propietaria, y la Junta de Andalucía, como declarante del BIC, y justificaba el papel del ayuntamiento con una inversión en “tareas de emergencia”. Un año más tarde, la concejal de Sanidad y Consumo exhibe los mismos argumentos. Solo falta una definición clara de qué se considera emergencia. 
La realidad es que el equipo de gobierno municipal ha renunciado a la gestión y apuesta por la congestión.
Dicen que no hay dinero en las arcas municipales, porque hay que pagar las nóminas. Y sin embargo, la plantilla y las contrataciones siguen aumentando, con lo que se incrementa el gasto en recursos humanos y, aceptando ese argumento, se deja de invertir en otras partidas. Con el resultado ya conocido de abandono, ruina, suciedad... 
Se preguntaba Larra el Día de los Difuntos ¿Dónde está el cementerio? ¿Fuera o dentro? (De la ciudad). Yo no tengo dudas, dentro de la ciudad. En las instituciones, en manos de muertos vivientes. Y de vividores. Jaén es San Eufrasio. Jaén es el cementerio.

Artículo emitido en SER Jaén, "La Colmena", el 4 de noviembre de 2015.


martes, 3 de noviembre de 2015

La rueda de la vida

Hay días..., ¡qué días! Las ruedas parecen cuadradas, incapacitadas para realizar con garantía su función. Y ni siquiera la abstracta rueda de la vida es capaz de girar con sentido. Lo de menos es dónde se pare, lo que quieres es sentirte hipnotizado, envuelto en ese giro que desearías inacabable. Como el tiovivo de la infancia. Aquel en el que subido a lomos de un caballo de colores creías que acabaría por rebelarse contra esa noria infinita; saltar, escapar, galopar fuera del círculo y dejar atrás aquella melodía solo imaginable en los territorios de la infancia. Hoy el caballo de colores sigue atrapado en aquel círculo, pero al menos aquella música de feria se ha convertido en un rock & roll y por momentos, el único caballo en que cabalgas está en el morro de un Mustang, cuyas ruedas giran y giran sobre el asfalto.
Igual que tu cabeza. Gira y gira. Y gritas. Twist and shout. ¡Malditos bastardos! Y recuerdas que ese fue el grito de guerra durante una época del amigo Víctor “Rifeño”, por su pasión por el cine y como homenaje a Tarantino, y porque era la mejor forma de definición políticamente correcta de los que están situados en el vértice de la pirámide y parecen destinados a jodernos la existencia. 
Malditos. Podéis danzar, pero nunca podréis caminar por los suburbios donde se almacenan los pensamientos perdidos. Allí donde la memoria encuentra un límite y se convierte en el olvido. Entre las mismas sombras donde solo se distingue media faz del Joker y brillan los huesos de los esqueletos mientras giran invitando a esos mismos malditos a la pista de baile. 
Girad, girad. Danzad, malditos, mientras yo muevo mis solitarios pies de gato en busca de otra rueda de la vida. Donde el lienzo no ahogue el grito, donde los callejones repitan el eco de los maullidos y no suene el galope de aquel caballo de tiovivo que ni siquiera lograba rozar el suelo. 
Yira, yira, cantaba Gardel. Y la rueda no se detiene.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Personas tóxicas

No soy de etiquetar. Y tampoco me gusta que me etiqueten. Pero creo que algunas personas deberían llevar algún distintivo y poder ser identificadas a primera vista como tóxicas. Por ser productos nocivos para el resto de la población, cuya señalización inequívoca nos ahorraría además de la consiguiente pérdida de tiempo en el establecimiento de relaciones de cualquier índole, las consecuencias negativas de estar expuestos a su contacto. 
Son personas como el escorpión de la fábula, cuyo carácter, condición o naturaleza les empuja a causar daño, aunque a la par se lo causen a ellas mismas. No hay problema, ya culparán al prójimo del daño ajeno y del propio. 
Y abundan. Más que los botellines de El Alcázar, como recogía un dicho de la ciudad que habito; sabiduría popular como ejemplo de magisterio. Eso sí, antes de que la cerveza El Alcázar fuera absorbida, y no me refiero al líquido obviamente, por otra cervecera, multinacional, que acaba por hacer desaparecer la marca y lo que es lamentable, fabrica peor cerveza. 
Están apostados en los lugares más inesperados. Dispuestos a intoxicar a cualquiera. Instantánea o lentamente, como un infalible veneno. Habitan en la familia, entre los amigos y conocidos; en los centros de trabajo, en hospitales y colegios; en trenes y autobuses; en parroquias y conventos; en bares y cafeterías; en la cola del cine o en la del supermercado, incluso en la del paro; en la primera residencia, en la segunda y en la de paso. 
Son una plaga. Y aunque el sentido común les identifique como tal, solo el trato les desenmascara; generalmente, tarde, cuando el daño está hecho. No existen campañas informativas de alerta al resto de la población, ni vacunas o remedios preventivos y me temo que en muchos casos, la intoxicación requiere de un largo tratamiento. 
Tampoco es efectivo el boca a boca. Porque los crédulos son legión y hasta que no sufren en carne propia los efectos tóxicos no admiten la intoxicación. Y aún así, hasta les cuesta reconocer al intoxicador y prefieren creer en hombrecitos verdes llegados del espacio o en conspiraciones de gobierno y empresas para imponer el modelo de Hobbes frente al rusoniano. 
No quieren admitir que son el chapapote que contamina mentes y adultera la convivencia. Personas que siempre restan y siempre encuentran cómplices o tontos útiles. Deberían clasificarlos como productos de alta toxicidad y alertar de su presencia.Ya que no hay vacuna, al menos habrá que quitarles la máscara.